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Full text of "Calendario de Palemke"

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SIGNOS CRONOGRÁFICOS. 


E | PRIMERA PARTE, 


sy 





MÉXICO : 


IMPRENTA DEL MUSEO NACIONAL, : 


1906 











- CALENDARIO DE PALEMKE. 


SIGNOS CRONOGRÁFICOS. 


PRIMERA PARTE. 


Los signos cronográficos nahuas son: TocHtL1, AcaTL, Tec- 
-PATL y CaLLI. Se llaman así, por el papel importantísimo que des- 
empeñan en las diversas combinaciones de la cronología. 

Los mayas son: Kan, MuLuc, Ix y Cavac. Landa nos da sus 
glifos cursivos; y es de notar, que mientras los signos de los otros 
días tienen muchas variantes, y á veces en algunas cambian casi 


Kan. Muluc. lx. 
as . 
IND 


de forma, la de estos cuatro persiste siempre, y son muy fáciles de 
reconocer en los diversos códices. 
Goodman bh” ="blicado los esculturales correspondientes, en 
wra intitulada .. - archaic maya inscriptions: y se ve también 
- cómo entre los de los otros días hay grandes diferencias con los 
cursivos; mientras los tres primeros cronológicos, con pequeñas 


Camas. 








O E 
variantes de detalle, son casi iguales; y solamente CAuac es diver- 
so, porque el escultural, y de él no estamos seguros, tiene la figura 
de un rostro caprichoso. 

Los escritores se han ocupado en buscar la correspondencia 
de los mayas con los cronográficos nahuas. Después de maduro 
estudio de sus opiniones, encuentro la siguiente: 


Kan. —=— E TocHTLI. 
MuLuc. —_ ACATL. 
E A TECPATL. 
CAUAC. — CALLI. 


Los signos cronográficos nahuas tenían varias significaciones, 
además de la cronológica: la primera la de los cuatro vientos. En- 
tre ellos, TocHTLI era el sur, AcatL el oriente, TecPATL el norte y 
CaAtLtI el poniente. (1) Los mayas, en su correspondencia, siguieron 
naturalmente el mismo sistema. Landa dice: (2) «La primera pues 
de las letras dominicales es Kan. El año que esta letra servia era 
el aguero del BAcaB que por otros nombres llaman HobnIL, KANAL 
BAcaB, KAN-PAUAHTUN, KAN-XIBCHAC. A este señalavan a la parte 
de medio dia. La segunda letra es MuLuc señalavanle al oriente, (3) 
su año era aguero el BacaB que llaman CANZIENAL, CHACAL Ba- 
CAB, CHAC-PAUAHTUN, CHAC-XIB-CHAC. La tercera letra es Ix. Su 
año era aguero el Bacab que llaman ZAczin-ZAcAaL-BACAB, ZAc- 
PAUAHTUN, ZAC-XIBCHAC, senalavanle a la parte del norte. La quar- 
ta letra es Cauac: su año era aguero el Baca que llaman Ho-za- 
NEK, EKEL-BACcAB, EK-PAUAHTUN, Ek-XIBCHAC; a este senalavan a la 
parte del poniente.» 

Como se ve de los nombres anteriores, los colores correspon- 
dientes á los signos cronográficos eran respectivamente: amarillo, 
rojo, blanco y negro. En efecto, los BAcaB se llamaban sucesiva- 
mente KANXIBCHAC Ó el hombre fuerte amarillo, CHACXIBCHAC Ó el 
hombre fuerte rojo, ZACxIBCHAC Ó el hombre fuerte blanco, y Ek- 
XIBCHAC óÓ el hombre fuerte negro. (4) 


(1) Anales del Museo Nacional. 1.2 época. Tomo 11, página 14. Mi estudio 
sobre la Piedra del Sol. 

(2) Relación de las cosas de Yucatan. Página 208. 

(3) No se comprende por qué Cogolludo pone Kan en oriente, 1x en po- 
niente, CAUAC en el sur y MULUC en el norte. Historia de Yucatan. Tomo 1, 
página 299, 

(4) Parece que hay alguna relación entre esta leyenda y la nahua con- 
signada al principio de la Historia de los mexicanos por sus pinturas (Ycaz- 
balceta. Nueva colección de documentos. Tomo In, página 228), donde se dice 


Ez > E 


De esta materia ha tratado desde hace años el Dr. Seler. Di- 
ce lo siguiente: (1) «Los colores Zac (blanco), CHac (rojo), Kan (ama- 
rillo), Ek (negro), corresponden á los puntos cardinales determina- 
dos por los signos de los días Ix, MuLuc, Kan, Cauac, que pueden 
identificarse con dichos puntos cardinales: CHikIN (Oeste), XAMAN 
(Norte), Lakiw (Este), NoHoL (Sur).» Después agrega: «Se puede 
decir que estos jeroglíficos designan los cuatro puntos cardinales; 





pero no hay acuerdo sobre su significación en particular. De Ros- 
ny lee: Este, Norte, Oeste y Sur. Cyrus Thomas, y conformes con 
él Fórstemann v Schelhas: Oeste, Sur, Este y Norte. La quinta di- 
rección celeste, cuyas variantes se ven en el CoDEX CORTEZ (sic) 
22, designa sin duda la vertical, el movimiento de abajo arriba ó 
de arriba abajo.» 

Vamos á dilucidar cada punto separadamente, por tratarse de 
autoridad tan respetable. 

Desde luego la correspondencia de los signos cronográficos 
con los puntos cardinales, no va de acuerdo con Landa. 

La de éste es KAN, amarillo y sur; MULUC, rojo y oriente; IX, 
blanco y norte; y CAUAC, negro y poniente. 

La del Dr. Seler es: 1x, blanco y oeste; MULUC, rojo y norte; 
KAN, amarillo y este; y CAUAC, negro y sur. 

Como no hay fundamento ninguno para esta variación, y el 
texto de Landa es expreso, no podemos aceptarla. 

Además, el Dr. Seler aplica el azul yAax á una nueva dirección 
de abajo arriba ó de arriba abajo. 

No pueden admitirse tampoco las referencias de Rosny, Tho- 
mas, Fórstemann y Schelhas. Sin embargo, Rosny, en su Glosario 
del códice Peresiano, va de acuerdo con Landa. 


que ToNACATECUHTLI y TONACACIHUATL engendraron cuatro hijos: «al mayor 
llamaron Tlaclauque Teztzatlipuca (TLATLAUHQUI TEZCATLIPOCA).... este na- 
ció todo colorado. Tuvieron el segundo hijo, al cual dijeron Yayanque Texca- 
tlipuca (Yayauhqui Tezcatlipoca).... este nació negro. Al tercero llamaron 
Quizalcoatl (Quetzalcoatl), y por otro nombre Yagualiecatl (Y AHUALLIE- 
HECATL). Al cuarto y más pequeño llamaban Omitecilt, y por otro nombre 
Maquezcoatl, y los Mexicanos le decían Uchiloti. ... (HUITZILOPOCHTLI). >» 
(1) Caraciere des inscriptions azteques et mayas. 


a, AA 


Esta discrepancia me obliga á estudiar el punto en los códices. 

Solamente una vez se encuentran los cinco colores á un tiem- 
po. en las páginas 17 y 18 del reverso del códice Cortesiano. Una 
misma figura aparece sentada cinco veces; pero la primera es ro- 
ja, la segunda amarilla, la tercera negra, la cuarta blanca y la quin- 
ta azul. Sin embargo, no nos resuelve la cuestión, porque la deidad 
es venus, y el conjunto sus cinco períodos; y para distinguirlos se 
usan los cinco colores sucesivamente. No se trata aquí de su apli- 
cación á los puntos cardinales. En las páginas 9 y 10 sí hallamos 
en cuatro cuadretes á cuatro dioses, el uno rojo, el segundo negro, 
el tercero sobre fondo amarillo y el cuarto blanco. En las páginas 
10 y 11 hay igualmente cuatro cuadretes con deidades; y ahí se ve 
á éstas respectivamente sobre fondos, amarillo, negro, blanco y ro- 
jo. Lo mismo se repite en las páginas 13 y 14 y en las 15 y 16; si 
bien en todas los colores están alterados por el tiempo, y el negro 
substituído por una tierra obscura. Podemos, pues, decir, que el sis- 
tema del códice Cortesiano es el mismo de Landa, y los colores em- 
pleados en él son: amarillo, rojo, blanco y negro. 

Parecería natural que el Troano siguiera la misma regla del 
Cortesiano, porque se les tiene por dos partes separadas de un 
mismo códice; pero no es así. En la lámina XXXI las deidades es- 
tán en cuadretes de los colores amarillo, rojo, azul y blanco. Lo 
mismo sucede en las láminas XXXIV y VL A veces el azul es al- 
go verdioso, ya por haberse alterado con el tiempo, ya porque esos 
colores se usan indistintamente, y ambos se llaman YAx en maya. 

Lo mismo pasa con el códice de Dresde. Están usados el ama- 
rillo, rojo, verde y blanco, entre otras, en las páginas VIE E 
XEVI EX ¡ 

De lo anterior nos resultan los dos siguientes sistemas: 


Kan —— sur —— amarillo —— amarillo. 
MuLuc —— oriente  —— rojo —— rojo. 

Ix —— norte —— blanco —— azul. 
CAUACc —— poniente ——— negro —— blanco. 


Es decir, que cuando el norte es blanco, el poniente es negro; 
y cuando aquél es azul, éste es blanco. 

Mucha luz nos dan en esta materia los signos de las veintenas 
dedicadas al sol y á la luna. 

En los esculturales, vo se compone del OLLIN y del signo cHac 
rojo ú oriente. Es el sol al nacer sobre el horizonte. En cuanto á 
zIP, tanto el glifo de Goodman como el de la olla de Tenabo, se for- 


man del OLLIN lunar y del signo KAN, amarillo ó sur. Los indios die- 


- 


— 9-— 


ron un OLLIN al sol y otro á la luna, para expresar su diversa posi- 
ción en el espacio respecto de la tierra. 

Para estudiar en este punto los otros signos, tomemos los de 
Landa y comparémoslos con los esculturales. Los otros cuatro del 
sol SON: YAXKIN, MOL, CHÉN y KANKIN. Los otros de la luna son: YAX, 
ZAC, CEH y MUAN. 

YaxkKiN. El glifo de Landa se compone del signo conocido KIN 
y de YAx en su forma de vasija, y no de calabaza como algunos 
creen. El escultural consta igualmente de los jeroglíficos YAX y 
KIN. Así, esta palabra compuesta es fonética. En Landa el glifo lle- 
va el ala, muestra del movimiento del astro: el escultural tiene de- 
bajo, en opinión general, una llama; pero á mí me parece también 
una ala. Se traduce YAXKIN por sol azul. En verdad esto significa 
la voz literalmente; mas un sol azul resulta un disparate. Si toma- 
mos YAX por norte, tanto valdrá la voz, como sol del norte ó en el 
norte, ó sea el astro en el solsticio de verano, lo cual sí es una ver- 
sión inteligible y lógica. 

Mot. Esta palabra, como todas las relativas á la cronología, 
ha sido motivo de varias interpretaciones más ó menos infundadas. 
Ya se la considera como el corazón dentro del cuerpo; ya un hue- 
vo con su yema; ya una concha con su caracol. Basta ver el glifo, 
sobre todo, el escultural, para convencerse de su dedicación al sol, 
por la cabeza de ave referente á él; y considerarlo como signo fi- 
gurativo de su disco, rodeado de llamas y de luz. (1) 

Todos están conformes en relacionar el nombre de esta vein- 
tena con el del día muLuc. (2) 

En la veintena YAXQUIN se preparaban los mayas á la fiesta de 
MOL, como el sol al volver del punto solsticial á la península maya; 
y en ella, se dedicaban á hacer sus ídolos de madera de cedro, á 
los cuales pintaban de negro, embadurnándolos con la sangre del 
autosacrificio de los constructores y de los sacerdotes CHACES Sus 


acompañantes, y haciendo sahumerios á los CUATRO DIOSES ACAN- 
TUNES. (3) 

(1) Bajo esta consideración, el hermoso Kivich Kakmó de Yucatan, existen- 
te en el salón de monolitos del Museo Nacional, podría tener también el nom- 
bre, no del rey CHac MooL que le impuso su descubridor Mr. Le Plongeon, 
sino de CHac MoL, ó sea el disco rojo del sol, el cual parece tener en sus ma- 
nos. En este caso el fuego estaría representado por el globo rojo del sol hun- 
diéndose en el mar; y por eso se diría que el dios del fuego reposaba en el 
agua. El TEzcATZONCATL de Tacubaya tiene labrada debajo el agua con líneas 
ondulantes, y en ella peces y caracoles. 

(2) Brinton. Mayan hieroglyphics, página 111. 

(3) Landa, página 307. El número cuatro de estos dioses y su nombre, 
parecen referirlos á los puntos cardinales, y al mismo tiempo á la cronología. 

D) 


a 


CHEN. El glifo de Landa presenta muchas dificultades. Según 
Brinton parece un manantial ó una cisterna; y mira en él una cara 
referente al agua con un ojo en forma de u relativo al mes, el sig- 
no de la unión, y encima otro semejante á BEN. Yo veo cosas muy 
distintas. A la derecha una cara con un MOL por ojo, lo cual bien 
refiere CHEN al sol; y á la izquierda dos signos, uno sobre otro, que 
al parecer expresan la misma idea. El inferior es, en opinión de 
Brinton, el de la unión. Consiste en dos rayas anchas, las cuales tie- 
nen en su centro, por la parte de afuera, otra más pequeña perpen- 
dicular á la grande. Pero aquí las dos rayas no están unidas: por 
el contrario, expresan cómo una se separa de la otra. No signifi- 
can, pues, la unión; sino la separación, el alejamiento. El signo su- 
perior se compone de dos curvas con su parte convexa hacia el cen- 
tro: son como el signo )(, usado en la corrección de pruebas, para 
manifestar que dos letras ó sílabas unidas deben separarse. ¿Qué 
quieren decir entonces estos dos signos, y para qué se expresa el 
mismo concepto á la vez en dos formas distintas? Ocurre pensar, 
que después de haber significado el solsticio con YAXKIN, quisieron 
manifestar la unión del sol con el ecuador, cómo se separaba de él 
para ir al solsticio de invierno, y cómo vuelto al ecuador, otra vez 
se alejaba hacia el otro solsticio. Así CHEN será la representación 
de los equinoccios. CHEN quiere decir puro. Acaso á los mayas les 
parecía más puro el sol cuando estaba cerca de ellos, y separaba el 
día en dos partes iguales. 

Ahora ya comprenderemos por qué las veintenas YAXKIN, MOL 
y CHEN estaban dedicadas á celebrar una sola idea astronómica; la 
marcha del sol del solsticio de verano al equinoccio de otoño, y del 
equinoccio de primavera á aquel solsticio, época del mayor calor 
fecundante de la tierra. Por eso los mayas empleaban estas tres 
veintenas en la construcción de sus ídolos de madera: la primera 
para prepararlos, la segunda para labrarlos, y la tercera para pin- 
tarlos de negro. 

Pero el signo de Landa no nos da ninguna referencia á los co- 
lores. En cambio el escultural de Goodman se compone del rostro 
del dios, y en él la flor de los muertos. Además, encima, como to- 
cado, lleva el lazo ó borla, símbolo del color blanco, zac y del ponien- 
te. Es el sol que se pone, el sol que muere. 

El quinto glifo kaNKiIN lleva en su nombre el color: generalmente 
se le traduce por sol amarillo, y eso quiere decir literalmente; pero 
aquí significa sol del sur. Después de haber conmemorado el sols- 
ticio de verano y los equinoccios, los mayas se referían en esta vein- 
tena á la llegada del sol al solsticio de invierno. 

El signo de Landa es muy complicado y casi ininteligible, tal 


- 


—/— 


vez por descuído del copista. El escultural de Goodman es muy ex- 
presivo. Se ve el sol en uno de los extremos, y ocupa el medio un 
árbol con ramas sin hojas. Es la desolación del invierno, cuando el 
sol llega al solsticio y se aleja más de la tierra. Época de tristeza 
simbolizada por KANKINX: y por eso en esta veintena los mayas no ce- 
lebraban fiesta. 

Por lo dicho se ve, que en las veintenas referentes al sol se se- 
guía el segundo sistema de colores: amarillo, rojo, azul y blanco. 

Veamos ahora los signos relativos á la luna. 

En el signo de la veintena zip, hallamos en el de Landa el color 
cHac, en una de sus variantes semejante al glifo kin. En los signos 
de YAX y Zac se ven los símbolos de los correspondientes colores, 
azul y blanco, en Landa y en Goodman. Respecto de cen, en Landa 
no hay jeroglífico de color; mas en el escultural está el amarillo Kan. 
Así como en las veintenas dedicadas al sol los mayas fabricaban sus 
ídolos de madera, en la primera de las de la luna renovaban los ído- 
los de barro y sus braseros. (1) Esto nos trae á otra consideración 





(1) Aquí es oportuno rectificar los errores comunmente admitidos sobre 
alyunas antigúedades zapotecas, las cuales tienen forma de vasos cilíndricos 
con la figura en relieve de alguna deidad, en la parte exterior. El Sr. Gondra 
en su Apéndice á la Historia de la Conquista de Prescott, página 91, las cree 
«candelabros funerarios para servir en las tumbas de los difuntos, y donde se 
colocaba la tea ó el ocote mexicano.» Después otros escritores las han toma- 
do por urnas cinerarias. Si se lee con atención el texto de Landa, «renovavan 
los idolos de barro y sus braseros, ca costumbre era tener cada idolo un bra- 
seritoenquelequemassen su encienso,» se comprende desde luego cómo se re- 
liere á antigúedades semejantes á las zapotecas. Por lo mismo, éstas y aque- 
llas eran ídolos ó dioses de los indios, que tenían un cilindro hueco en su parte 
posterior, el cual servía para que en él les quemasen el incienso ó copal. Aun 
cuando el texto de Landa es bastante claro, no huelga el confirmarlo con otro 
de la Relación de Valladolid. En la página 19 dice: «tenian sus ydolos en la casa 
de arriba, hechos de barro, de la forma de macetas de albahaca muy bocadea- 
das, con sus pies, y en ellos hechos rostros mal ajestados y distormes de ma- 
las cataduras, echaban dentro de este ydolo una resina que llaman CoPAL, a ma- 
nera de yncienso y esta en reverencia ofrendaban y quemaban, que daba desi 
muy gran olor, y con esto hacen contino sus ritos, cerimonias y adoraciones. » 
No puede haber una descripción más precisa. 

Estos ídolos eran innumerables. Landa, página 158, nos refiere cómo «te- 
nian gran muchedumbre de idolos y templos sumptuosos en su manera, y aun 
sin los comunes templos tenian los señores sacerdotes y gente principal ora- 
torios yidolosen casa para sus oraciones y ofrendas particulares. — Tantos ido- 
los tenian que aun no les bastava los de sus dioses; pero no avia animal ni sa- 
vandija que no le hiziessen estatua y todos los hazian a la semejanza de sus 
dioses y diosas. Tenian algunos idolos de piedra, mas pocos, y otros de ma- 
dera, y de bulto pequeños, pero no tantos como de barro. Los idolos de made- 
ra eran tenidos en tanto que se eredavan, y tenidos por lo principal de la he- 
rencia.» 


EE. REE 


importante. Los glifos de las tres primeras veintenas representan 
á los tres astros cronológicos en su aparición por el oriente: Pop al 
lucero del alba cuando se encumbra sobre la tierra; vo al sol nacien- 
te cuando la estrella de la mañana se apaga en su fuego; y zip á la 
luna cuando al principio de la noche sale llena por el este, cHac. Las 
veintenas trece, catorce y quince, expresan la idea contraria. Mac 
es la estrella de la tarde, la cual desaparece por el poniente; KANKIN 
es el sol en su 0caso; y MUAN, cuyo jeroglífico se asemeja al TLa- 
LOC nahua, es la luna cuando desaparece y se va al TLALOCAN, á dor- 
mir, como decían los indios. 

Así, los glifos de las veintenas de la luna siguen, á semejanza 
de los del sol, el segundo sistema. 

La relación de los colores con los puntos cardinales, nos trae á 
considerar los signos generalmente atribuídos á éstos. 

En mi concepto no han sido bien interpretados, y además se ha 
equivocado su correspondencia. Para fijar ésta, tenemos un punto 
seguro de partida. Uno de los signos es la cisterna, símbolo conoci- 
do del color azul Yax, (1) el cual, como hemos visto, se refiere al nor- 


Llamala atención cómo se encuentran relativamente pocos ídolos mayas. 
Esto tiene varias explicaciones. En primer lugar, no se hacen excavaciones 
para buscarlos. En segundo, en ninguna parte del territorio destruyeron tan- 
tos ídolos, conquistadores y frailes. Cuenta Villa Gutierre que, cuando la con- 
quista del Peten, en un solo día destruyeron millares de ídolos. 

Y pues la región palemkana estaba precisamente entre la península ma- 
ya y el reino zapoteca, entonces de los petelas, lógico es suponer sus ídolos 
de la misma forma de los de éstos. Puede servir de confirmación el ídolo de 
la misma forma, con su brasero, publicado por Stephen Salisbury Jr. con el tí- 
tulo INCENSE BURNER, FROM GUINEA GRASS, BRITISH, HONDURAS, pues esa región 
está separada de la zapoteca precisamente por la palemkana. 

Eo dicho nos sugiere una reflexión acerca de la diferencia de culto entre 
los pueblos de la civilización del sur y los nahuas. En los primeros cada dei- 
dad llevaba consigo su brasero. Los segundos ponían delante de cada dios va- 
rios, y á veces muchos de ellos, como lo demuestra el reciente hallazgo hecho 
en la alberca de Chapultepec. Se encontró un hermoso ídolo de Torec, labra- 
do en piedra, como de un metro de altura; y además un gran número de bra- 
seros, pues solamente los extraídos en buen estado bastaron para llenar uno 
de los aparadores del Museo: prueba de un gran culto á esa deidad. 

Por estosiempre me ha parecido inconveniente cambiar los objetos dupli- 
cados del Museo, ó dar los encontrados en las excavaciones. Un gran núme- 
ro, por ejemplo, de ejemplares de TLaLoc hallados en determinada localidad, 
acredita su culto especial en ese lugar. Y aun estos datos, al parecer aislados, 
pueden tener gran importancia histórica, y servir como elementos para com- 
probar el camino de las emigraciones. 

(1) En este caso el signo yax tiene Ssuperpuesto otro: es una especie de asa 
con una concha en cada una de sus dos extremidades. Algunos escritores lo 
han tomado por tapadera; pero no tiene esa forma. Ni una cisterna, ni una bo- 


AOL 


te XaMAN. El inmediato es el de la veintena uo, y se forma de la fi- 
gura jeroglífica del sol y de la del día manik. Ésta á su vez es una 
mano con el signo Ik puesto al revés. La ideografía del glifo expre- 
sa cómo al nacer el sol muere la luz de la estrella de la mañana; 
porque Ik es, entre los mayas, el viento, como entre los nahuas lo era 
EHECATL, uno de los nombres de venus. Debemos, por lo mismo, re- 
ferir vo al oriente LAKIN, Ó más bien LIKIN, donde nace el sol. El otro 
jeroglífico con la figura de este astro, nos presenta sobre él el sig- 
nO AHAU invertido. En mexicano la voz TECUHTLI no solamente es 
señor ó rey; quiere decir también dios: y así se aplica á XIUHTECUH- 
TLI, MICTLANTECUHTLI, TONACATECUHTLI, etc. De la misma manera 
entre los mayas AHaAu era rey ó dios. Por lo tanto, esta figura pue- 
de traducirse por el dios sol. Pero el AHAU está invertido, y tal po- 
sición algo debe significar. Si vemos la lámina XIV del Ensayo so- 
bre la interpretación de la escritura hierática de la América Cen- 
tral, escrito por Léon Rosny, observaremos desde luego cómo en 
varios signos compuestos con el del sol, en unos tiene éste super- 
puesto el AHAU tal como aparece en el 18% día, y en otros invertido. 
El aHau es símbolo del phalus, del poder creador. En el primer ca- 
so determina una variante de YAXkKIN. Sol rey ó sol creador bien 
corresponden al astro, cuando da más calor y vida á la tierra. Pe- 
ro invertido el AHAU, debe expresar la idea contraria. Es, pues, el 
sol que muere, el sol que se pone: y por lo mismo el poniente cH1- 
KIN. Claro es que el cuarto signo corresponde al sur noHoL. Esigual 
al de la veintena MAC; si bien varias veces tiene, además, un apén- 
dice delante de la cara. El glifo de Landa se compone del asa con 
conchas, propia de venus, sobre una especie de vasija también con 
conchas. Kan, el sur, correspondía á la estrella de la mañana. Por 
esto la fiesta de mac estaba dedicada á Irzamná. En los glifos es- 
culturales, MAc se ve figurado por el rostro de un mono: MAC signi- 
fica mono, y lleva superpuesta el asa con las dos conchas. Este mis- 
mo rostro de mono es signo del sur NOHOL. (1) 
tella ó calabazo,como algunos quieren, se cie- 
rra con tapadera: á lo más necesitaría un ta- 
pón. Yax, el color azul, se refiere,no solamen- 
te al norte, sino también á venus; y las con- 
chas son adorno propio de este planeta. Así 
el glifo de xXAMAN, para distinguirse del espe- 
cial del color azul, lleva sobre éste, como dis- 
tintivo particular, el asa con las dos conchas. 
(1) En este lado derecho del cuadro hay 
algo muy notable. Se ve ahí á un hombre sa- 
crificado. Sobre el pilón de piedra usado en 
estos casos está de espaldas el cuerpo de la 





ES 


Veamos en los códices la confirmación de todo lo antes dicho. 
En las dos penúltimas páginas del reverso del códice Cortesia- 
no hay un gran cuadro, resumen de la cronología maya. Sobre el 
lado superior están dos figuras, la una enfrente de la otra; y enci- 
ma de ellas, en el centro, el signo LIKIN relativo al oriente. Los in- 
dios en sus planos ponían siempre el oriente en la parte de arriba. 





víctima, con las entrañas abiertas y despedazadas por el cuchillo del sacriti- 
cio puesto sobre ella. Este cuchillo es de la forma bien conocida: una lámina 
de silex curva por la parte superior, con lados filosos, los cuales se van estre- 
chando hasta acabar en punta. No es, pues, el signo chac, rojo, el cuchillo del 
sacrificio. 

Esto nos trae á dilucidar otro punto. En lo general los escritores supo- 
nen que los mayas no usaban mucho el sacrificio humano. Landa, al hablar 
de esta materia, refiere cómo tenían varias maneras de sacrificar. Si la vícti- 
ma había de morir asaeteada, la desnudaban y pintaban de azul, y la ataban 
en unos maderos; y luego los sacrificadores, por orden y en una especie de 
danza, le arrojaban sus flechas al corazón, que tenía marcado con una señal 
blanca. Si al sacrificado le habían de sacar el corazón, lo llevaban al pilón de 
piedra, que untaban de color azul; con gran presteza lo ponían de espaldas en- 
cima, y lo asían de las piernas y de los brazos. El NacoN llegaba entonces con 
un cuchillo de piedra, y lo hería con mucha destreza entre las costillas del la- 
do izquierdo, debajo de la tetilla; y luego le metía mano alcorazón y seloarran- 
caba vivo. Á ocasiones desollaban el cuerpo del sacrificado, y un sacerdote 
«desnudo en cueros vivos se aforrava de aquella piel,» y bailaban con él los 
otros sacerdotes: lo cual era de mucha solemnidad para ellos. En fin, algunas 
veces echaban personas vivas en el pozo de Chichen-Itzá. Cuando sacaban el 


E (y REE 


Lo mismo está en la rueda del xIUHMOLPILLI del calendario tlaxcal- 
teca: arriba dice ORIENS, á la izquierda SEPTENTRIO, abajo OCcIDENS 
y á la derecha AusTER. En el centro de la rueda hay un cuadrado, 
dividido de ángulo á ángulo por dos rectas que se cruzan y forman 
el NAHUI OLLIN. En los lados, empezando por el superior, están es- 
critos los nombres de los signos cronográficos nahuas: ACATL, TEC- 
PATL, CALLI Y TOCHTLI. La correspondencia es exacta. Así en el la- 
do izquierdo del cuadro del códice Cortesiano se ve el signo XAMAN 
del norte, en el inferior el cHikiN del poniente, y en el de la derecha 
el NoHoL del sur. Esta pintura, pues, comprueba la referencia de 
los vientos con los glifos mayas, tal como la hemos expuesto. 
Creeríase concluyente esta prueba; y sin embargo hay algunas 
objeciones en contra. En primer lugar, no se comprende la relación 
de los puntos cardinales, en sí inmóviles, con la cronología basada 
en el movimiento de los astros: y en los códices, verdaderos trata- 
dos de esa cronología, vemos varias veces los signos que nos vie- 
nen ocupando. Además, en el mismo Cortesiano, en otras páginas, 
parecen tener distinta aplicación. En la parte inferior de la segun- 
da del anverso, hay en el centro un glifo compuesto del signo del 


corazón á las víctimas, los señores se comían el cuerpo, y los sacerdotes las 
manos, los pies y la cabeza. No tiene, pues, razón el escritor yucateco D. Gus- 
tavo Martínez A., cuando dice que los mayas usaron el sacrificio; pero que no 
fueron antropófagos como los mexicanos. 

La Relación de Valladolid nos da cuenta de cómo se hacía el sacrificio 
en el pozo de Chichen-Itzá. Caía un gran templo ó cú entre dos ZENOTES de 
agua muy hondos. El uno de ellos se llamaba el zenote del sacrificio, y esta- 
ba guardado por el sacerdote ALkin-Irzá. En este zenote, los señores y prin- 
cipales tenían por costumbre arrojar dentro, al romper el alba, á algunas in- 
dias, las cuales, lanzadas á despeñar, caían en el agua dando gran golpe en 
ella. También nos habla la Relación de otro cruel sacrificio, que se hacía frien- 
do en copal á las víctimas. 

El Sr. D. José F. Ramírez, al hablar de las paredes piramidales con agu- 
jeros de la Casa de las Palomas de Uxmal, dice que quizá no sería tan arbi- 
trario presumir que eran un TZOMPANTLI; es decir, que en sus agujeros colo- 
caban las calaveras de los sacrificados: lo cual nos daría un número conside- 
rable de víctimas. 

Debemos notar una diferencia radical entre los sacrificios de los mexi- 
cas y los de los mayas. Aquéllos, para tener víctimas, iban á hacer la guerra; 
y por lo general solamente sacrificaban extranjeros. El dios HuITzILOPOCHTLI 
quería por ofrenda la sangre de sus enemigos, no la de sus propios hijos. Los 
mayas, acaso porque no eran guerreros, no las buscaban en los otros pueblos: 
unas veces contribuían todos para comprar esclavos que sacrificar; y otras, 
por devoción, los padres daban á sus hijitos, á quienes previamente regalaban 
mucho y cuidaban de que no se huyesen antes de la fiesta. 

También era muy común entre los mayas el autosacrificio, especialmen- 
te en los sacerdotes. 


sol ó del día, Kin, un cuadrado con un círculo en el centro; y del de 
la noche, un cuadrado negro con el zip, el OLLIN de la luna. Entre 
los nahuas, un círculo cuya mitad era un medio sol y la otra un cie- 
lo estrellado, representaba el crepúsculo. Igual 
es la ideología de este glifo; y por lo tanto es ex- 
presión del crepúsculo. A su derecha está el 
signo LIKIN Ó UO; y á su izquierda un conejo cae 
de cabeza en una olla que rebosa agua. El cro- 
nográfico nahua TOCHTLI, introducido por los xiuhs, se ve varias ve- 
ces en los códices; y yasabemos que corresponde al maya Kan, la 
estrella de la mañana. Toda la pintura significa cómo al salir el sol 
desaparece esa estrella. Por la situación geográfica de la península, 
los mayas veían salir los astros de las ondas del mar, y ponerse ó 
hundirse en las aguas del golfo. Por eso el fondo del cuadro se forma 
de las líneas undulantes y azules del agua, que el Sr. de la Rada y 
Delgado tomó por recuerdo del diluvio. Como se ve, el signo LIKIN 
aquí no es precisamente el oriente, sino el sol que nace. Enfrente, 
en la página tercera, se repite la escena; pero ahí el signo es XAMAN 
Ó YAX, la estrella de la tarde; y en la olla se hunde un pez con ros- 
tro humano, manos y piés, símbolo del sol. Es el triunfo de la estrella 
dela tarde, cuando el sol desaparece. Entre los nahuas la lucha as- 
tronómica era de venus y la luna: los mayas la habían mudado á 
venus y al sol. Aquí XAMAN Ó YAX no es el norte: es la estrella. En 
la página cuarta están NOHOL y CHIKIN; pero no parecen referirse ya 
á esa lucha. Tenemos todavía sobre esta materia otra página im- 
portante del mismo códice: es la que aparece al abrirse, la primera 
del reverso. En su parte superior están los signos $ LAMAT, 9 MULUC, 
10 oc, 11 CHUEN, 12 EB y 13 BEN, estos dos últimos muy borrados. 
Debajo de ellos se ven los glifos CHIKIN, LIKIN y NOHOL, en seguida 
dos de los que el Sr. Seler considera como expresivos de la direc- 
ción de arriba abajo y de abajo arriba, y después XAMAN. Si bien 
aquí podrían referirse á los puntos cardinales, más bien son alusi- 
vos á la marcha del sol, á los solsticios y á los equinoccios, y á sus 
dos pasos por el zenit. Como los mayas ponían el principio de la 
cuenta de su año civil en el paso del sol por el zenit de la penínsu- 
la, cuando iba hacia el sur, no es extraño que inventaran un glifo 
especial para expresarlo. Pero aquí hay dos, los cuales el Sr. Seler 
considera el uno variante del otro. Es un error: cada uno significa 
un diverso paso del sol por el zenit; el primero, cuando va al sur, 
al solsticio de invierno; el segundo cuando va al norte, al de vera- 
no. Si fuera el uno variante del otro, no estarían juntos en la mis- 
ma pintura. Vemos, pues, una nueva significación de los cuatro gli- 
tos: los solsticios y los equinoccios. Esto se confirma en la parte 





Ea e E 


interior de la página, en donde está repetido seis veces el signo MAC 
correspondiente á NOHOL, una vez por cada uno de los signos de la 
parte superior. ¿Qué quiere decir ésto? Sencillamente, que cada 
uno de los años sucesivos que representan, comenzaba en el sols- 
ticio de invierno: y era la verdad en el año astronómico. Lo mismo 
se expresa en la página correspondiente del códice Troano. 
Pasemos á éste. En la lámina XXV se ve en el cuadro inferior 
los cuatro glifos; pero en orden diferente al' generalmente usado. 
Ahí están en el siguiente: CHIKIN, NOHOL, LIKIN y XAMAN; Ó sea po- 
niente, sur, oriente y norte. La deidad dominante del cuadro es el 
dios de los muertos con una calavera por cabeza, y es símbolo del 
poniente de los astros: tal vez por eso aquí comienzan los glifos por 
el del poniente. Notemos de paso, que en uno de los sistemas de los 
colores, al poniente corresponde el blanco, y en otro el negro: el 
blanco y el negro son los colores de los muertos. En la lámina si- 
guiente sólo están los signos LIKIN y CHIKIN, el equinoccial y el zeni- 
tal. Se refieren, por lo mismo, en esta pintura, no á los puntos car- 
dinales, sino á la marcha del sol. Así creo lo confirma la deidad del 
cuadro, para mí el mismo sol, la cual tiene enfrente un templo, y 
dentro de él, como sobre un altar, el vo Ó NAHUI OLLIN. En la lámina 
que sigue está el sol poniente y xXAMAN. Por encontrarse en ella el 
signo de zIP, presumo que la deidad del cuadro representa á la lu- 
na, y el glifo puesto en el templo el OLLINEMEZTLI Ó sea el mismo 
zIP. Esto no tiene relación con los puntos cardinales. En la lámina 
XXXI, en el segundo cuadro, está primero cHIkIN, después el glito 
del crepúsculo vespertino, luego el del matutino, venus encumbrán- 
dose sobre la tierra, y en seguida NOHOL, XAMAN y LIKIN. El cambio 
de su orden natural y la intercalación de los crepúsculos hacen su- 
poner que dichos signos tengan aquí otra significación más amplia 
que la de los puntos cardinales. Para terminar con este códice, nos 
ocuparemos en el examen de su lámina VI, la cual es muy impor- 
tante. Está dividida en tres cuadros. Ocupan el superior dos sa- 
cerdotes pintados de negro, como tenían por costumbre, los cuales 
están encendiendo el fuego nuevo. El cuadro representa, por lo mis- 
mo, el fin de un período cíclico. A su derredor están los cuatro sig- 
nos. En este caso no pueden referirse á los puntos cardinales, sino 
más bien á la marcha del sol, por cuya constante sucesión se forma 
la ciclografía. En el segundo aparece una figura azul sentada den- 
tro de un templo. Por su máscara y por el apéndice de su cabelle- 
ra se reconoce á venus. Como la ciclografía se basaba en el cóm- 
puto de ésta, frente á ella están en una olla los signos KAN é IMIX, 
principios, respectivamente, del año civil y del astronómico. Repre- 
senta, pues, este cuadro el principio de otro período cíclico. Tam- 
4 


E y 


bién á su derredor están los cuatro signos en su orden, y también 
deben referirse á los solsticios y los equinoccios. En el tercer cua- 
dro hay una figura negra en el centro, la cual tiene sobre la cabeza 
un conejo colocado en una silla con dos cabezas de tigre por bra- 
zos, semejante á las de algunas esculturas mayas y palemkanas. Es 
imagen del sol. También aquí están alrededor los cuatro signos; pero 
cambian de orden, pues van en el siguiente: MAC, UO, YAX y KANKIN. 
Además, este cuadro nos manifiesta la relación del conejo con MAC. 

Para explicar esta variación, recurramos á otra antigiiedad. 
Me refiero á las tablas de Palemke, que publiqué en el tomo V de 
los Anales del Museo Nacional. En el centro de las dos unidas es- 
tá un juego de pelota, símbolo bien conocido del movimiento de los 
astros. En la parte saliente superior de la derecha se ve un cone- 
jo, el TOCHTLI nahua, y enfrente el signo maya mac. Este es una cá- 
beza de mona. Mac, como he dicho, significa mono; y todavía aho- 
ra les decimos á los monos macacos. Su figura es generalmente 
uniforme en inscripciones y códices; pero á veces lleva en la cabe- 
za un apéndice terminado en una estrella. Por esto, sin duda, algu- 
nos escritores la han tomado por la estrella del norte, xXAMANEK. Yo 
no niego que los mercaderes mayas siguieran á ésta y aun la dei- 
ficaran, como los nahuas á la cruz del sur, de la cual hicieron su 
dios Y ACATECUHTLI; pero ningún astro cabía menos en el calendario 
que la estrella del norte, por su eterna inmovilidad. Mac, por su re- 
lación CON KAN y TOCHTLI, es la estrella de la mañana. En el salien- 
te superior de la izquierda está el signo nahua ACATL y Su corres- 
pondiente maya MUAN. Éste, mal dibujado por el copista de Landa, 
es un rostro de perfil con grandes dientes semejantes á los de TLA- 
Loc. En la lámina publicada por mí, su figura y las dos siguientes 
están pésimamente dibujadas é inconocibles; sin duda porque el li- 
tógrafo no comprendió los signos, y menos su importancia. En el 
saliente inferior de la izquierda, frente al TECPATL nahua hay una ca- 
lavera. Ésta simboliza el poniente, como se ve en una de las varian- 
tes de zIP; pero aquí me parece que más bien se refiere á zac por 
la relación de colores. Finalmente, en el saliente inferior derecho 
están el nahua CALLI y el maya KANkKIN, de forma igual á la varian- 
te del grabado n.* 24 de la obra del Dr. Seler. 

Debemos hacer varias observaciones. Los signos, excepto Mac, 
varían en este sistema; pero también se toman de los de las vein- 
tenas. Como KANKIN, en su forma de árbol sin hojas, representa el 
solsticio de invierno, siempre corresponde al sur: y por lo tanto, 
aquí pasa el oriente á MAC, y ya no es sinonímico de NOHOL. (1) 


(1) Voy á repetir aquí lo que, á propósito de la palabra NoHoL, dije en mi 


MO 


En el otro sistema el oriente y el poniente tocaban al sol en su orto 
y OCASO, LIKIN y CHIKIN: en éste pasan á venus, como estrella de la 


alocución pronunciada en Nueva York ante el Congreso de Americanistas, 
cuando tuve la honra de presidirlo en la sesión de 24 de octubre de 1902, 

Los pueblos de la civilización del sur se desarrollaron en el espacio de 
muchos cientos de años, hasta llegar á tener una lengua común, y al parecer 
dos centros extensos de gobierno, el uno para toda la península maya, y el 
otro en la región del Usumacinta, hasta el istmo de los tigres. Por natural 
fuerza de expansión, los primeros por el camino de la costa del golfo penetra- 
ron en el territorio de los actuales Estados de Veracruz, Puebla é Hidalgo, y 
dejaron sus huellas en la multitud de pirámides ahí levantadas por ellos, en- 
tre las cuales fueron las más notables la de Cholula y las dos de Teotihuacan, 
llamada entonces Kitemaki. Estos fueron los kiname de Xelva. Los segundos: 
los petelas, entraron en las tierras correspondientes al actual estado de Oaxa- 
ca, y acaso siguieron más al norte; y en el centro de aquellas alzaron las for- 
tificaciones de Kinoxteki, hoy conocidas con el nombre de Monte Alvan. Lla- 
ma la atención la semejanza de ornamentación escultural en Teotihuacan y 
Monte Alvan, la cual consiste principalmente en líneas rectas que tienen en el 
centro una curva, á manera de semicírculo, por la parte de arriba. Y no pue- 
de ser casual la comunidad de la raíz k1 en los nombres de las dos ciudades 
Kitemaki y Kinoxteki y en el de la raza kiname, la cual por de gigantes nos 
la presentan las viejas crónicas. 

Debieron llevar también ya siglos de establecidos los kiname, cuando ba- 
jaron del norte los primeros nahuas: y sin duda estas nuevas civilizaciones, 
llamémoslas así, no alcanzaron su gran desarrollo, sino después de esa inva- 
sión. Según las tradiciones, fueron los ulmecas quienes primero penetraron 
en esa región. Eran meca, es decir, mezcla de la raza primitiva y de los na- 
huas, de quienes habían recibido parte de su cultura, y con ella su calendario 
y su aritmética vigesimal. La llegada de los ulmecas está envuelta en la fá- 
bula. Según ella, unos 900 años antes de la era vulgar llegaron al país de los 
kiname. Estos eran gigantes, y vivían entregados á la ociosidad y la embria- 
guez, pues ya habían descubierto la manera de hacer el pulque. Recibieron de 
paz á los emigrantes, y les permitieron poblar en sus tierras. Según Veytia, 
ocuparon todo el territorio comprendido entre Tlaxcalla y Huexotzinco, en el 
cual estaban Cholollan y el sitio donde hoy se levanta la ciudad de Puebla, 
lo cual acusa, por la extensión de la localidad, una gran multitud, que debió 
crecer aún más con el transcurso de los años. Debemos admitir, porque era 
natural, que se mezclaron con los kiname, que les comunicaron parte de la 
cultura nahua, y á la vez recibieron mucho de la civilización del sur. Pero si 
bien habían sido acogidos de paz, pronto los dueños del territorio los sujeta- 
ron á tributos excesivos y á otras grandes vejaciones: por lo cual los ulme- 
cas, resueltos á no sufrir más y á acabar de una vez con los gigantes, los con- 
vidaron á un banquete, y cuando los vieron ebrios y tirados por el suelo, 
acabaron con todos en un día. 

La explicación de la leyenda es sencilla. La raza nahua, recibida de paz 
por la del sur, con el transcurso de los años, y debieron ser muchos, se so- 
brepuso y se enseñoreó de la región. 

Tres códices manuscritos, existentes ahora en la Biblioteca Nacional de 
París, y de los cuales tuve copia, llama nonoalca á esta nueva raza. La pala- 


ce ys 


mañana y como estrella de la tarde; la cual muchas veces se repre- 
senta por una calavera, como puede verse en el códice Borgiano. 


bra maya NOHOL nos va á explicar todo. Los nahuas hicieron de ella el nombre 
de nación NOHOLTECATL, NOHOLCATL ó por eufonía NOALCATL, cuyo plural es No- 
NOALCA, y el nombre geográfico Nonoalco. A Tabasco lo llamaban todavía en 
la época de la conquista, Nonoalco ú Onohualco. Los nonoalca, pues, son los 
hombres del sur, los vixtoti de Sahagún. 

Esto nos revela la formación de una gran nacionalidad en el sur, además 
de la palemkana y la maya propiamente dicha. Esta nacionalidad, á la cual 
seguiremos llamando nonoalca, se extendía desde Kitemaki (Teotihuacan) 
hasta el golfo; y sin duda parte de ella constituyó el señorío de los petelas en 
el actual territorio de Oaxaca hasta el istmo. 

Las crónicas suponen á los xicalancas compañeros de los ulmecas, y que 
con ellos llegaron; pero todo hace suponer posterior su venida, y que por ha- 
ber encontrado el territorio ocupado hasta el istmo por los ulmecas y los pe- 
telas, lo pasaron y se establecieron en las costas del golfo hoy llamadas Tabas- 
co. Debió tener lugar esta migración hacia los años de 700 antes de nuestra 
era, porque los xiuhs bajaron después, y por haber encontrado ocupadas las 
costas sur y poniente del golfo por ulmecas y xicalancas, subieron el Usuma- 
cinta. Fueron, por lo mismo, posteriores; y su salida tuvo lugar en el año 626 
antes de nuestra era, y llegaron el año 545. 

Todo, pues, comprueba la unidad de la civilización del sur: la igualdad 
etnográfica, especialmente la craneología; y la lengua, con la cual emparen- 
tan las otras lenguas y dialectos encontrados en aquellas regiones. Pero co- 
mo nunca huelgan las confirmaciones, las cuales muchas veces se consiguen 
plenas con detalles al parecer insignificantes, vamos á ocuparnos en el exa- 
men de uno de éstos. 

Se encuentran comunmente en Teotihuacan cabecitas de barro, al pare- 
cer retratos por su carácter. En el mismo valle de México no son extrañas:- 
tengo algunas sacadas de Huipoxtla, que me fueron regaladas por mi amigo 
el Sr. D. José M. Gómez y Enríquez, cura del lugar. Debió extenderse la cos- 
tumbre al reino tolteca, y aun á los otomíes limítrofes, porque en Xilotepec 
se halló en una tumba, la cual se considera ser la de Fr. Alonso Rengel, uno 
de los primeros doce franciscanos, muerto en 1530, una cabecita que lo repre- 
senta. Aunque algo estropeada de la nariz, se perciben muy bien los ojos, la 
luenga barba y el cerquillo: es calva de la parte anterior, y arrugada dela fren- 
te, Pues bien: entre esas cabecitas de Teotihuacan no es raro encontrar algu- 
nas con un tocado á manera de turbante, enteramente desusado por los na- 
huas. Conocidas son las figuras con turbante del altar de Copan. Y á mayor 
abundamiento, hace poco se encontró en Campeche, en la península maya, 
una cabeza labrada en madrépora, también con turbante: lo cual confirma la 
unidad de la raza del sur, y por consecuencia de su civilización. Podemos asig- 
nar al desarrollo de ésta unos mil años ó más, según las regiones. 

Cuando había llegado á su apogeo, sobrevinieron nuevas invasiones: las 
de los pueblos salidos de Chicomoztoc. Al parecer por entonces no pasaron 
del istmo. Podemos citar entre ellos á los zapotecas, quienes se enseñorearon 
de parte del reino de los petelas; á los toltecas que ocuparon una gran exten- 
sión de las tierras otomíes; á los chichimecas, que va penetraron en nuestro 
valle; á los teochichimecas que se apoderaron del señorío de Tlaxcallan; y 


e, 17 PUE 


En algunas ruedas nahuas del XIUHMOLPILLI se ve el TOCHTLI en la 
parte superior, es decir, en el oriente; así en las tablas, este punto 
cardinal corresponde á Mac. Nos resulta, pues, el siguiente nuevo 
sistema: 





por fin á las tribus nahuatlacas, que se extendieron por el mismo valle; mien- 
tras los tlalhuicas quedaban en los actuales territorios de Morelos y Guerre- 
ro. Antes del establecimiento definitivo de estas tribus, debió pasar la corrien- 
te nahua hasta la América Central, y acaso más al sur, según lo indican las 
huellas lingiíísticas y etnográficas, todavía persistentes en aquellas regiones. 

A su vez, invasiones del sur destrozaban las viejas civilizaciones forma- 
das con labor de siglos; y si no penetraron en la península maya, ya en los 
tiempos inmediatos á la conquista no subsistía en ella la antigua unidad na- 
cional. Lógicamente debemos suponer que los primeros xiuhs la conservaron, 
y probablemente durante varios siglos. Pero en la última época aparece fren- 
te á ellos el señorío de los cocome. Cocome en nahua es el plural de COATL 
culebra: son, pues, los chanes. Con el tiempo sin duda se habían alzado contra 
los xiuhs. Bien se desprende del relato de Landa. Según él, los tutuxiuhs ha- 
bían llegado por Chiapas, y su jefe se llamaba Kukulcan; fundaron primero 
la ciudad de Chichenitzá y después la de Mayapan: y más adelante dice, que 
partió Kukulcan, y entonces los señores acordaron se diese el principal man- 
do á la casa de los cocomes. Esto acusa su rebelión, y cómo establecieron su 
señorío en Mayapan, mientras el de los xiuhs quedaba en Chichenitzá. En se- 
guida refiere el ataque de los xiuhs contra los cocomes, el vencimiento de és- 
tos y el abandono de su ciudad. Y más adelante agrega, «que entre estas tres 
casas de señores principales, que eran COCcoMEs, XIUIES y CHELES, UVO gran- 
des vandos y enemistades.... Los Xiuies dezian ser tan buenos como ellos y 
tan antiguos y tan señores, y que no fueron traidores, sino libertadores de la 
patria, matando al tyrano. El Chel dezia que era tan bueno como ellos en li- 
naje, por ser nieto de un sacerdote el mas estimado en Mayapan y que por su 
persona era mayor que ellos, pues avia sabido hazerse tan señor como ellos 
y que en esto se hazian desabrimiento en los mantenimientos, porque el Chel 
que estava a la costa no quería dar sal ni pescado al Cocom, haziendole ir 
muy lexos para ello y el Cocóm no dexaba sacar caca ni frutas al Chel.» 

A pesar de sus confusiones, Landa nos da aquí la clave del último esta- 
do social de la península. Los cheles eran los sacerdotes de Zamná, y habían 
conservado el gobierno teocrático en el centro de la parte norte de la penín- 
sula. En la occidental luchaban aún los antiguos chanes en Mayapan y Uxmal. 
Y en el oriente se sostenían los xiuhs en Chichenitzá. Entre estos tres gobier- 
nos había continuas guerras, y á la sombra de sus disturbios se habían esta- 
blecido en el sur de la península pequeños señoríos. Más lejos existían toda- 
vía, aunque aislados, algunos de los viejos centros, como los itzaes en el Peten. 
Copan estaba aún habitada; y su toma dió mucho que hacer á los españoles. 
En el centro del territorio todos los pequeños señoríos nuevos estaban en 
constantes luchas entre sí. 

Los castellanos encontraron á los indios en la época de su decadencia: 
llegaron á tiempo para conquistarlos. Casi no encontraron resistencia. Sola- 
mente un pueblo viril, puede decirse un puñado de hombres, luchó con ellos 
heroicamente. Los mexicanos batallaron hasta acabar todos. Con la toma de 
México concluyeron las viejas civilizaciones de los indios. 


O 


MAC, oriente, 
MUAN, norte, 
ZAC, poniente, 
KANKIN, SUr. 


Lo confirma el códice Peresiano; en mi opinión, el que recibió 
. más influencias palemkanas. En su lámina 6 se ve la misma deidad 
nariguda pintada en la parte inferior de la VII del Troano, donde 
vimos el nuevo sistema. Tiene entre las manos un objeto parecido 
á un vaso, en cuya parte inferior se ve el NAHUI OLLIN. Debajo de 
él hay una olla con tres signos de Kan, y dos estrellas, tal vez alu- 
sivas á la de la mañana y á la de la tarde. Abajo de los pies de la 
figura hay los siguientes signos: YAXKIN, cuya parte superior está 
borrada; MAC; KANKIN; y CIMI Ó la muerte, correspondiente á zac. 
Entre MAC y KANKIN está el zenital, en una de sus variantes más sen- 
cillas. Aunque cambia uno de los signos, y su orden, por empezar 
con YAXKIN, la ideología es la misma de las tablas: dar el oriente y 
el poniente á venus, y, en consecuencia, la supremacía. 

Esta supremacía del culto de venus en la región palemkana cons- 
ta claramente en el Isagoge, manuscrito mucho tiempo inédito, y 
que, con motivo de la celebración del cuarto centenario del descu- 
brimiento de América, publicó el Gobierno de la República de Gua- 
temala. Resume este libro lo dicho en las antiguas relaciones de D. 
Francisco Gómez. primer indio de aquella región que supo leer y 
escribir, de D. Juan de Torres, hijo del último rey kiché, de D. Fran- 
cisco Catel Cumpan quien escribió en 1561, y en otra anónima que 
tradujo el P. Ximénez, y ya se ha dado á la prensa. Consta de to- 
das esas crónicas, que los indios de aquel territorio conservaban la 
memoria de haber venido del oriente, y haber pasado el mar por 
unas piedras: en lo cual vemos el paso de isla en isla por las Antillas, 
hasta llegar al continente. Además decían, que después de mucho 
camino llegaron á un paraje llamado Veuzivan ó siete barrancas, 
el cual ha querido confundir el Abate Brasseur con el Chicomoztoc 
meca; y ahí vivieron en la obscuridad con grandes padecimientos 
de hambre y de frío, hasta que en su penoso camino vieron el lu- 
cero de la mañana; y andando más, la luna, y después el sol. Bien 
se comprenue en este relato la alegoría teogónicoastronómica. La 
obscuridad representa su primer estado, cuando aún no recibían 
esa religión. El haber visto primero el lucero del alba, expresa có- 
mo la base principal de su cronología era el cómputo de venus; el 
cual combinaron con los de la luna y el sol, para formar su ciclo- 
grafía. Por eso decían que venus había sido creada primero y des- 


AE 


pués el sol: y también porque la veían salir en la mañana por el 
oriente antes de la aparición de éste. 

Pero volvamos á los signos de las tablas y del códice Peresia- 
no. Aun cuando pueden referirse á los puntos cardinales, más bien 
parecen expresar los cuatro movimientos del sol: los primeros por 
estar en un juego de pelota, símbolo de los movimientos astronó- 
micos; y los segundos por hallarse debajo de una deidad que re- 
presenta el principio del ciclo y su marcha, y tener además entre ellos 
el signo zenital. 

En cuanto al códice de Dresde, nos da no poco contingente, y 
muy interesante. En la lámina XV están en el cuadro inferior dos 
deidades: la de la derecha empuña un sol, y por lo mismo represen- 
ta á este astro; la otra tiene rostro de calavera, del cual sale una 
línea curva que termina en una estrella. Parecen significar el orien- 
te y el poniente. En la parte superior del cuadro están los cuatro 
signos en el siguiente orden: cimír con el asa con conchas de venus 
en la parte inferior; el sol, con su ala correspondiente; la misma cl- 
MI, pero con el asa con conchas en la parte superior; y finalmente 
el mismo sol. En esta combinación entran solamente dos astros, el 
sol y venus: á ésta le tocan el oriente y el poniente ó los equinoc- 
cios, y á aquél los dos solsticios, en el norte y el sur. En la lámina 
XXV, también en el cuadro inferior, hay dos deidades: ambas tie- 
nen la particularidad de llevar por orejera el signo zenital; son, pues, 
el sol en sus dos pasos por el meridiano. La marcha del astro se 
significa en el manto de la figura de la izquierda, con una huella de 
pie. Frente á ella está el OLLIN, y encima de él el signo zenital. En la 
parte superior del cuadro hay seis glifos: los dos extremos deben 
referirse á los dos pasos por el zenit; los cuatro del centro son CImI, 
KANKIN, ZIP y MAC. Aquí entran en combinación los signos de los tres 
astros, venus, sol y luna, y parecen corresponder más bien á la mar- 
cha del año, que no á los puntos cardinales. En la lámina XLVI, 
en el cuadro medio de la izquierda, aparecen los signos Mac, UO, 
YAX y KANKIN. Este sistema es semejante al de las tablas y del có- 
dice Peresiano. El mismo sistema se repite en las láminas XL VII, 
XLVIII, XLIX y L. Nos dan NOHOL, LIKIN, XAMAN y CHIKIN. Pero es- 
tas pinturas se refieren, no tanto á los puntos cardinales, como á 
ciertas fiestas rituales de mucha importancia en la cronología teo- 
gónica de los mayas. 

Nos resultan de lo anterior dos sistemas: en el uno el oriente y 
el poniente corresponden á venus, y puede llamarse palemkano; en el 
otro el sol determiná esos puntos cardinales, y es el propiamente 
maya. Pero siempre nos encontramos con dos significaciones de los 
signos, al parecer contradictorias: la de los puntos cardinales de por 


DO 


sí inmóviles, y la de los cuatro movimientos del sol. Por fortuna 
nos resuelve esta contradicción aparente una antigiiedad zapoteca 
encontrada en una hacienda del Estado de Oaxaca, y que me fué 
regalada por el Sr. D. Juan Llamedo. Es un NAHUI OLLIN, y por lo 





tanto expresa los cuatro movimientos del sol; pero en su parte su- 
perior tiene una cruz formada por cuatro puntos, los cuatro cardi- 
nales. Así se ve de bulto cómo los indios ligaban esas dos ideas; y 
por qué los mismos signos y los mismos nombres las representaban 
á la vez. 

Fábrega refiere también los signos cronográficos á los elemen- 
tos y á las estaciones. 

Yo no dudo de esa referencia á los cuatro elementos, porque 
los nahuas tenían su culto. Eran entre ellos deidades principales: 
XIUHBTECUHTLITLETL, dios del fuego; EHECATLQUETZALCOATL, dios del 
aire; TLALOC y CHALCHIUHTLICUE, dios de las lluvias y diosa del agua; 
TLALTECUHILI, dios de la tierra. Este último tenía, como distintivo 
preciso, figuradas unas bocas en los codos y en las rodillas; y no 
debió haber sido de la importancia de las deidades de los otros ele- 
mentos, porque ni se le cita mucho en las crónicas, ni he visto has- 
ta ahora ninguna de sus esculturas; mientras abundan las de X1un- 
TECUHTLI, EHECATL y TLALOC. Hubo de ser natural que los mayas, 
al recibir la cronología nahua, también refirieran sus signos crono- 
eráficos á los cuatro elementos. 

Lo mismo debe decirse respecto de las estaciones. Me llamó 
la atención ver en las tablas de Palemke, en el cuadrete de TOCHTLI 
y sobre el signo Mac, una combinación de escuadras, de las cuales 
las inferiores toman la forma de Z. Recordé que en mi Historia an- 


=P 


tigua de México, página 735, relacioné esas escuadras y zetas con 
las veintenas. Y como hallo las mismas escuadras en los ángulos 
del cuadro de las dos penúltimas páginas del códice Cortesiano, me 
ha parecido lógico suponerlas representación de las cuatro esta- 
ciones: si bien los indios en realidad solamente contaban dos, el 
tiempo de aguas y el tiempo de secas. Examinemos las dos pá- 
ginas del Cortesiano, y á ver qué nos enseñan. Comenzando por la 
izquierda superior encontramos en el ángulo cuatro escuadras; en 
el de la izquierda inferior otras cuatro; cuatro también en el de la 
derecha inferior; y por fin seis en el de la derecha superior. Por 
todas son diez y ocho, el mismo número de las veintenas del año. En 
la parte inferior está una deidad en un templo, y encima el signo 
CHIKIN, que hemos referido al poniente en el sistema de este códice, 
así como al equinoccio de primavera, el cual está expresado delan- 
te de otra deidad puesta también en un templo frontero del ante- 
rior, por medio del signo de la separación, que tiene en medio de 
sus dos partes una especie de pluma. En consecuencia, las cuatro 
escuadras de la derecha de este grupo deben contarse desde el 21 
de marzo aproximadamente; es decir, de 21 de marzo á 9 de junio. 
Las escuadras de la parte inferior izquierda corresponderán enton- 
ces á los 80 días que hay del 31 de diciembre al 21 de marzo; y las 
de la parte superior izquierda á las cuatro veintenas corridas en- 
tre el 11 de octubre y el 31 de diciembre. Dividían, pues, los mayas 
el tiempo de secas en tres estaciones, cada una de á 80 días, y no 
de á 91 como las nuestras. La primera comenzaba á principios de 
octubre y terminaba hacia el fin de diciembre: es el verdadero oto- 
ño entre nosotros, cuando todavía no se acentúan los fríos. La se- 
gunda corría de fines de diciembre á principios de marzo, época de 
los verdaderos fríos, de nuestro invierno. La tercera se extendía 
hasta los principios de junio, temporada en que todavía no llueve 
y los calores son excesivos. Quedan para la cuarta ó tiempo de llu- 
vias 125 días ó seis veintenas, comprendidos los cinco inútiles que 
en ellas caían. Estas veintenas están representadas por las seis es- 
cuadras del ángulo de la derecha superior, y corren de principios 
de junio á principios de octubre, período que, en efecto, es el tiempo 
de aguas. 

Réstanos estudiar, y es lo más importante, la relación de los 
signos cronográficos con las deidades cronológicas. 

Ya hemos visto cómo Kan, la piedra preciosa, es representa- 
ción alegórica de la estrella de la mañana. Corresponde al TOCHTLI 
nahua, y en la página segunda del códice Cortesiano aparece la es- 
trella de la mañana bajo la forma de conejo. En una pintura he vis- 
to la cabeza del conejo con sus orejas hacia arriba, su boca hacia 


6 


pio 

abajo, y saliendo de ella dos largos dientes, como en la correspon- 
diente figura nahua. Pues bien, si de esa pintura se toma solamen- 
te el perfil exterior, resulta el signo kan. En el escultural lleva ade- 
más, en la parte superior, el glifo especial de la piedra preciosa y 
del color amarillo. El cronográfico KAN es, por lo tanto, la estrella 
de la mañana. 

MuLuc corresponde al nahua Acart, el cual es jeroglífico de los 
rayos del sol y significación del mismo astro. El glifo de muLuc es 
un círculo con un punto en el centro; igual á una de las variantes, 
que ya conocemos, del signo Kin, sol, y al disco que tiene entre las 
manos el KinicH-KaAkmó del Museo. MuLuc es, en consecuencia, el sol. 

Ix es correspondiente de TECPATL, representación nahua de la 
estrella de la tarde y su luz, como puede verse en el códice Bor- 
giano y otras pinturas. Su glifo es un cielo estrellado, con tres es- 
trellas mayores, probablemente referentes á la misma venus en sus 
diferentes posiciones. Se me antoja que el nombre 1x bien pudiera 
ser reducción monosilábica del rxrLI nahua, sinonímico de TECPATL. 
Ix, pues, es la estrella de la tarde. 

Le toca á la luna CauAc, como su correspondiente nahua CALLI. 
El Borgiano y otros códices nos dan á conocer gráficamente la re- 
ferencia de éste á aquel astro. CaA-u-Ac tiene como sílaba de en me- 
dio el nombre u de la luna en maya. En su glifo se ve una especie 
de montaña al revés dentro de un disco, como si quisiera signifi- 
carse al astro con sus manchas. Cauac es por lo mismo la luna. 

Resulta, pues, la siguiente correspondencia: 





Kan == pocurir +.-231a estrella: de lao mañana: 
Mubvo =5 acario me =="“ehsol: 
Ix A TMECPA RS la estrella de la tarde. 


Gava SICA AS 


Como se ve, aunque los mayas sabían que la estrella de la ma- 
ñana y la de la tarde eran un mismo astro, las consideraban sepa- 
radamente; y aun tenían en más á la primera, pues la llamaban, no 
NOCH EQUE, como por corrupción escribe la Relación de Valladolid, 
SINO NOHEK, la estrella grande, mayor, principal: lo cual prueba la 
supremacía de venus en la teogonía astronómica de los mayas. (1) 

Los signos cronográficos y los llamados de los puntos cardi- 


(1) La Historia de los mexicanos por sus pinturas nos da á conocer cómo 
también tenían por dioses distintos á la estrella de la mañana y á la de la tar- 
de; pues cuando habla de su creación, después de haber mencionado al sol 
TLATLAUHQUITEZCATLIPOCA, y á la luna Y AYAUHQUITEZCATLIPOCA, cita separa- 
damente á QUETZALCOATL la estrella de la tarde, y á HorrziLoPOCcHTLI el luce- 


5 


- nales tienen igualmente relación con cuatro importantes divinida- 
des mayas llamadas BAcAB. León Rosny dice á este propósito: 

«Los BACAB, que es necesario no cunfundir con el Bacab intro- 
ducido en la Trinidad Yucateca inventada por los misioneros ca- 
tólicos, eran cuatro hermanos, á los cuales HunaB-Ku, el Dios su- 
premo, dió el cargo de sostener el cielo para impedir que cayese 
sobre la tierra. Establecidos para este servicio en los cuatro ex- 
tremos del mundo, fueron adorados como las divinidades de los cua- 
tro puntos cardinales, y se les asignaban los cuatro katunes inicia- 
les de los años, á saber: 


KAN, á Canal Bacab, ó dios del Sur. 
MULUC, á Chacal Bacab, ó dios del Este. 
Yx, á Zacal Bacab, ó dios del Norte. 
CAUAC, á Ekel Bacab, ó dios del Oeste.» 


Estos nombres significan: BacaB amarillo, Bacab rojo, BAcaB 
blanco y BAcaB negro. Por esta referencia á los colores y su rela- 
ción á los signos cronográficos, podemos decir que los BaAcabB eran 
los cuatro astros cronológicos; porque dos cosas iguales á una ter- 
cera son iguales entre sí. 

¿Quiénes eran entonces los BAcaB en la teogonía maya? Eran 
los mismos TZONTEMOQUES nahuas: y vamos á probarlo. 

Los TZONTEMOQUES eran los astros que los indios veían mover- 
se en el espacio, y los cuales, según su creencia, se habían despren- 
dido de la vía láctea, cayendo con la cabeza hacia abajo. (1) 

Pues bien: en la parte central de la página segunda del anver- 
so del códice Cortesiano vemos á los TZONTEMOQUES mayas. Son 
cuatro figuras que bajan de cabeza, desprendiéndose del símbolo 
del firmamento nocturno, expresado por cuadros alternados, de los 
cuales uno es AKBAL, la noche, y el otro el OLLIN de la luna, zIP. 
Todas tienen una nariz alargada á manera de trompa, por lo cual 
los escritores las llaman el dios narigudo; pero no son una sola, 
sino cuatro diferentes, como distintamente se ve en esta pintura. 


ro de la mañana. En las pinturas jeroglíficas se ve á cada paso como diferen- 
tes á las dos deidades que representan á venus; y á veces, como en la página 
73 del Borgiano, están juntas para expresar los dos períodos del astro. El In- 
térprete del códice Vaticano, en su explicación de la lámina XXII, pone entre 
los TZONTEMOQUES, á la vez, á QUETZALCOATL la estrella de la tarde, y á TLA- 
HUIZCALPANTECUHITLI el lucero del alba. Por una parte la cronología, y por 
otra el culto, habían hecho esta división; aunque los indios bien comprendían 
que las dos estrellas eran una sola. 
(1) Véase mis Dioses astronómicos de los antiguos mexicanos. 





Todas llevan sobre el ojo un signo igual, formado por una curva 
que se retuerce, y una especie de cresta. En el cuerpo tienen man- 
chas redondas á manera de PETLATL, para significar que son de ma- 
teria semejante á la de la tierra. También los nahuas tenían esta 
idea, y les aplicaban la palabra TLALLI en la composición de sus 
nombres. Dos empuñan una hacha, el tercero una tea, y en el cuar- 
to está borrado el objeto que lleva en la mano. 

Ya podemos explicarnos los adornos en forma de trompa de la 
Casa de las Monjas de Uxmal. Al hablar de las ruinas de este edi- 
ficio, dice el Sr. D. José Fernando Ramírez lo siguiente: «Lado que 
mira al oriente en el patio—....Sobre la última puerta quedan vi- 
sibles tres mascarones de una forma algo diferente á los anterio- 
res, pero conservando el mismo tipo y especialmente la nariz de 
trompa. ....Ladoque mira al sur en el patio—....La segunda, por 
el lado de poniente, tiene los tres mascarones, semejantes á los de la 
anterior de las serpientes, con trompas. ... La extremidad de es- 
te edificio se conserva en parte, y el sobrepuesto de las puertas 
tiene cuatro mascarones con trompas rotas. ....La esquina es de 
mascarones con trompa, de los cuales solo quedan tres. ....(En la 
espalda que da vista al norte, una figura humana empuña un ACATL). 

La esquina que da vista al oriente, representa los cuatro (1)mas- 
carones con trompas, del estilo de este edificio. .... Lado 4.* del pa- 
tio que mira 'al poniente.—Ala cuarta.—Tiene cuatro puertas con 
cámaras, que se comunican con las interiores de la construcción 
común. ....La puerta central está coronada por una línea de tres 
mascarones con trompa. Las mismas se ven en los ángulos, advir- 
tiéndose por éstos que su posición es inversa. Las esquinas son lí- 


(1) En la impresión de este pasaje, hecha en mi Historia antigua.de Mé- 
xico, se dice cinco mascarones y adelante cinco puertas. Fué un error del co- 
pista ó errata de imprenta. En el original del Sr. Ramírez se lee claramente 
4 puertas; y en cuanto al otro número, no se distingue bien, y parece estar co- 
rregido; pero debe ser también cuatro. 


- 
— L£) —- 


neas de mascarones con trompas levantadas. ... Suplemento. Ala 
tercera.—Los mascarones que alternan con los nichos y están so- 
brepuestos á las puertas, están en línea perpendicular y en número 
de cuatro..—Todos son diferentes por sus formas fantásticas, pues 
unos tienen los ojos redondos con accidentes, y aun diferencia en 
la misma forma circular; otros los tienen cuadrados; mas en todos 
se nota un carácter de uniformidad típica.—Las trompas de los mas- 
carones que forman la esquina están hacia abajo como en el Go- 
bernador.—Probablemente así estaban las otras actualmente rotas. 
La esquina paralela á ésta en la cabecera que mira al oriente, tie- 
ne los propios mascarones.» 

Las anteriores cuidadosas observaciones del Sr. Ramírez nos 
dan á conocer que la Casa de las Monjas estaba especialmente de- 
dicada al culto de los cuatro BACcAB Ó TZONTEMOQUES, los cuales apa- 
recen colocados hacia los cuatro puntos cardinales. Se presenta, 
sin embargo, una dificultad: no siempre son cuatro, á veces sola- 
mente tres. Se podía contestar con decir que el cuarto estaba des- 
truído; pero esto no puede aplicarse á la puerta central del ala cuar- 
ta del patio que mira al poniente, donde claramente son tres los 
mascarones con trompa. Puede resolverse la objeción, si se consi- 
dera que unas veces venus estaba representada por dos BACcAB, 
como estrella de la mañana y como estrella de la tarde, y otras 
como un solo astro y un solo Baca. Parece confirmarlo una pin- 
tura del códice de Dresde. En, la página XV son cuatro las deida- 
des que bajan de cabeza: dos en el cuadro superior, y dos en el del 
centro. La primera por el signo piramidal puesto sobre su nariz 
parece referirse al sol. La segunda tiene rostro de calavera, y de 
ella sale la línea terminada en una estrella, propia de la de la tarde. 
La tercera es nariguda, y empuña el signo KAN; lo cual bien la re- 
fiere al lucero de la mañana. La cuarta tiene en la parte inferior 
un disco con los signos del humo, que recuerdan el nombre nahua 
del dios luna: TEZCATLIPOCA, espejo negro que humea. Aquí están, 
por lo mismo, considerados los BacaB como cuatro, y venus en su 
dualidad de estrella de la mañana y de la tarde. Pero en la pá- 
gina XLV los TZONTEMOQUES son solamente tres. En el centro de la 
pintura se ve cómo caen del firmamento: y tienen las mismas ca- 
ras narigudas, y en los ojos las mismas curvas retorcidas con cres- 
tas. En esta pintura aparece venus como un solo astro; no se to- 
man en cuenta sus dos manifestaciones; y por esto únicamente hay 
tres TZONTEMOQUES: venus, el sol y la luna. 

Tenemos desde luego como confirmación los cuadros superio- 
res de las páginas 3, 4,5 y 6 del códice Cortesiano. En cada uno 
de ellos hay un dios narigudo; y están presididos “sucesivamente 

/ 


ce PO 


por los cuatro signos cronográficos, puestos uno en el principio 
de cada página. También en cada una de ellas hay, á la derecha 
del dios narigudo, un cuadro formado por el cuerpo de una cu- 
lebra, en cuyo centro se ve el numeral 18 sobre el símbolo del agua. 
El numeral se refiere á los 18 quintiduos ó períodos de 90 días que 
corrían del solsticio de invierno al equinoccio de primavera, de és- 
te al solsticio de verano, de éste al equinoccio de otoño, y de éste 
á aquel otro solsticio. Pero á mayor abundamiento, y para hacer 
más patentes las ideas expuestas, en la parte inferior de las págl- 
nas 2,3 y 4 encontramos á los dioses narigudos en número de tres, 
y relacionados con los signos de los puntos cardinales. En la 2 es- 
tá el signo LIkiIx, en la 3 yax y en la 4 los dos signos NOHOL y CHIKIN. 

Landa, al hablar de los BacaB, dice: «Entre la muchedumbre 
de dioses que esta gente adorava, adoravan quatro llamados BAcaB 
cada uno de ellos. Estos dezian eran quatro hermanos a los quales 
puso Dios quando crio el mundo a las quatro partes del, sustentan- 
do el cielo no se cayesse. (1) Dezian tambien destos Bacabes que 
escaparon quando el mundo fue del diluvio destruido. Ponen a ca- 
da uno destos otros nombres y señalanle con ellos a la parte del 


(1) Análoga es esta leyenda á la nahua conservada en la Historia de los 
mexicanos por sus pinturas. Según la tradición mexica, en el año postrero 
que fué sol CHALCHIUHTLICUE llovió agua en tanta abundancia, que se cayeron 
los cielos; y vista esa caída por los cuatro dioses, determinaron alzarlo. Para 
esto crearon á cuatro hombres llamados TzontTEMOC, IxcoaTL, IxmMaLLI y To- 
NAXOCHITL; y además TEZCATLIPOCA se convirtió en el árbol TEzCAQUAHUITL, 
y QUETZALCOATL en el dicho QUETZALHUIXACHTL. Con lo cual alzaron el cielo. 
Como se ve, la ideología de esta leyenda es semejante á la de la maya. Cua- 
tro deidades, cuyos nombres corresponden á los astros cronológicos, alzaron 
el cielo y lo sostenían para que no volviese á caer sobre la tierra. Conforme 
á otra versión, se acabaría el mundo cuando los TZITZIMINE, los MiSMOS astros, 
cayesen sobre la tierra: es decir, cuando dejasen de sostener la pesadumbre 
de los cielos. 

El Dr. Seler dice en su obra titulada La cronología mexicana: «Cierta- 
mente la concepción de los tapires que soportaban los cielos y el nombre que 
los significaba, habían penetrado hasta México. Los seis TZITZIMINE ILHUICAT- 
ZITZQUIQUE, ángeles de aire sostenedores del cielo que eran, según decían dio- 
ses de los aires que traían las lluvias, aguas, truenos, relámpagos y rayos, y 
habían de estar á la redonda de HuITzILOPOCHTLI, que menciona Tezozomoc, 
no son sino la forma plural de TZIMIN, tapir, construida conforme á las reglas 
de la lengua mexicana.» Adelante añade que el tapir en zapoteca se llama 
XOLO, y cree derivada de esta palabra la mexicana XOLOTL: esto confirma nues- 
tra antigua creencia de ver en este dies á un tapir mal pintado. 

Como los TZITZIMINE eran los cuerpos celestes que se mueven en el espa- 
cio, el texto del Dr. Seler confirma nuestras ideas, y cómo las civilizaciones, 
al ponerse en contacto, habían compenetrado. 

Así TZITZIMINE, TZONTEMOQUE y BACAB resultan sinóni nos. 


mundo que Dios le tenia puesto, tiniendo el cielo y apropianle una 
de las cuatro letras dominicales a el y a la parte que esta ...... » 
No puede determinarse más claramente la:relación de los BAcaB 
con los signos cronográficos ó letras dominicales, como los llama 
Landa, y con los de los puntos cardinales, y á la vez la de unos y 
otros signos entre sí; y cómo los glifos de los mismos puntos car- 
dinales lo eran también de los Bacab. Así, en el último cuadro do- 
ble del códice Cortesiano, los signos de LIKIN, XAMAN, CHIKIN y NO- 
HOL, puestos en las cuatro direcciones del cuadrado central, lo son 
principalmente de los Baca. Ya ahora comprenderemos por qué 
varias veces se les encuentra unidos en los códices: no significan 
entonces los puntos cardinales sin objeto para la cronología, sino 
los BAcAB y su culto. 
| Este culto consistía, principalmente, en la solemne fiesta que pe- 
riódicamente se les hacía. En todos los pueblos, á la entrada, tenían 
los mayas dos montones de piedras, uno frente del otro, á oriente, 
norte, poniente y mediodía. El año que correspondía al cronográ- 
fico KAN dominaba el Baca HoBnIL, y ambos reinaban en la parte 
del sur. Al fin de ese año hacían un ídolo de barro llamado Ka- 
NUUAYEYAB y lo llevaban á los montones de piedras puestos en el 
sur: y tras muchas ceremonias, lo pasaban á los montones del orien- 
te, donde lo dejaban. En el año en que dominaban el cronográfico 
MULUC y el BACAB CANZIENAL, á su fin hacían otro ídolo llamado CHa- 
CUUAYEYAB, lo llevaban á los montones del oriente, y después deva- 
rias ceremonias, entre las cuales se contaba sacar sangre de las 
orejas á los muchachos, lo pasaban á los montones del norte. El 
año en que el cronográfico era 1x y el BacaB Zacciur, la estatua de 
barro era del dios ZACUUAYEYAB, y les tocaba ponerla en los mon- 
tones del norte; de donde, pasadas las correspondientes ceremo- 
nias y en ellas como principal el autosacrificio, la iban á dejar á los 
montones del poniente, para que allí amaneciese el año nuevo. Fi- 
nalmente, el año correspondiente al cronográfico CAUAC y al BACAB 
HozaANeEckK, el ídolo se llama EEKUUAYEYAB; y después de ponerlo 
en los montones del poniente, y de largas ceremonias, lo pasaban 
á los del sur. Es de notar que en las ceremonias del año KAN co- 
rrespondiente á NOHOL, se sacrificaba á un hombre, al cual sacaban 
el corazón. Este es el sacrificio representado precisamente debajo 
del signo NOHOL en el último cuadro doble del Cortesiano. Lo cual 
comprueba más, que los signos cardinales lo eran también de los 
BACAB. : 

En las fiestas de los otros BACAB no sacrificaban á un hombre: 
solamente sahumaban la imagen del dios, degollaban una gallina, 
y se la presentaban ú ofrecían, según las palabras de Landa. El có- 





dice de Dresde nos da á conocer esta ceremonia en una de sus pin- 
turas, que Brinton explica de la siguiente manera: «La persona 
puesta á la derecha es el celebrante, y empuña con la diestra un 
pájaro descabezado, mientras con la mano izquierda derrama un pu- 
ñado de granos. (1) Delante de él hay un trozo de venado y una ca- 
beza de pavo. Sobre ésta se ve el símbolo de la luna con el número 
15. A la izquierda de éstos aparece la estatua de Mam, el Abuelo, 
un leño envuelto en un traje, que tiene en la parte superior las ho- 
jas del Arbol de la Vida. En su frente se ve la cabeza de serpien- 
te, el signo del Tiempo; y debajo de ella huellas de pie, para sig- 
nificar cómo ha pasado el tiempo. Debajo de la figura del dios está 
el signo PAx, el cual expresa la siguiente idea: ha concluido.» De- 
bo agregar algunas palabras. El oficiante, como era costumbre, 
tiene los atributos del mismo Bacab á quien representa. El ave sa- 
erificada no es una gallina, sino un pavo, cuyo cuerpo empuña el 
sacerdote, y cuya cabeza ya arrancada, está como ofrenda delan- 
te del dios sobre el signo KAN puesto en un molcajete. El signo in- 
dica el principio del año nuevo. La otra ofrenda está también en- 
cima del símbolo KAN, pero en su forma de piedra preciosa con dos 
pies de estrellas. Esto lo refiere, tanto á la de la mañana como al 
sur. Las ofrendas del pavo y el venado recuerdan un pasaje de Li- 
zana, donde dice que llamaban á la península maya en la gentilidad 
tierra de pavas y venados, Óó sea ULUU-MIL-CUTZ Y ULUU-MIL-CEH. El 
signo con el numeral 15 no se refiere, en mi concepto, á la luna: 
más bien parece una variante de cimt; tal vez expresión del fin del 
año, y de que habían pasado 15 al celebrarse esta fiesta. Debe tratar- 


(1) Son los 49 granos de maíz, de que nos habla Landa. 


BD — 


se, por lo mismo, de un año nuevo cAuAc. La deidad es, en efecto, un 
tronco con el mismo signo cimt: lo cual significa el año que se va, 
como las huellas de pie pintadas en su Ex. Es, sin duda, el dios Mam, 
á quien se hacía fiesta en los días intercalares. (1) Los primeros ha- 
bitantes de la península fueron los mam, y decían que habían naci- 
do de los árboles. Los segundos fueron los CHANES, los culebras. 
Por esto el dios es un árbol florido en el cual se enreda una cule- 
bra. Representa á la vieja raza maya. Finalmente, está enhiesto, 
no sobre el signo PAX, sino sobre el símbolo del año. 

Este cuadro nos hace á la vez comprender la supremacía del 
Baca venus. Confirma su carácter de BacaB otra interesante pin- 
tura del mismo códice de Dresde. Es la lámina LVIIL. Tenemos, 
en primer lugar, la banda del firmamento, formada por tres cua- 
dretes: el uno es AKBAL la noche, el de en medio Kin el sol, y el otro 
zIP la luna. Debajo de la banda hay dos figuras iguales, muy co- 
munes en los códices: diríanse dos alas de mariposa; la una ala blan- 
ca y la otra negra. En el centro de la izquierda está el signo del 
sol, el cual aquí expresa el oriente: en el de la derecha se ve una 
ciu, referente á la estrella de la tarde y al poniente. Uno significa 
la salida del sol por el oriente; el otro la puesta de venus en el po- 
niente. Los escritores, entre ellos Schellhas, llaman á este símbolo: 
el escudo celeste, THE HEAVENLY SHIELD. Es sencillamente el cre- 
púsculo: el ala blanca es el día, el ala negra la noche; y lo que es- 
tá entre el día y la noche es el crepúsculo. El símbolo de la izquier- 
da es el matutino, cuando sale el sol: el de la derecha el vespertino, 
cuando venus va á desaparecer. De ese firmamento y en ambos 
crepúsculos baja de cabeza venus, que alternativamente brilla en 
ellos. Se la conoce porque tiene por rostro su propio signo. Sobre él 
está el símbolo zac con referencia al poniente, y hacia arriba un TEC- 
PATL nahua, el cual, en los códices mexicas, es expresión de la mis- 
ma estrella de la tarde.(2) Se trata, pues, de venus en su período ves- 


(1) Cogolludo, en el capítulo vi del libro cuarto de su Historia de Yuca- 
tan, dice: «A tiempos y ocasiones no mas adoraban un idolo: tenian un ma- 
dero, que vestian á modo de Dominguillo, y puesto en un banquillo sobre un 
petate, le ofrecian cosas de comer, y otros dones en una fiesta, que llaman 
VAYEYAB, y acabada la fiesta, le desnudaban, y arrojaban el palo por el sue- 
lo, sin cuidar mas de reverenciarle, y á este llamaban Mam; aguelo, miéntras 
duraba la ofrenda y fiesta.» El petate á que se refiere Cogolludo era el sig- 
no de la veintena PoP, y simbolizaba el principio del año nuevo. Las cosas de 
comer son las ofrendas del pavo y el venado. Y el arrojar el madero signifi- 
caba la conclusión de un año, ya pasado é inútil para la vida. ¿Para qué reve- 
renciar á lo que ya no existía? 

(2) Ya hemos encontrado antes, en las antigúedades mayas, los signos 
nahuas TOCHTLI y ACATL. Ahora hallamos á TECPATL. Además tenemos á CALLI 


8 


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pertino. Seve, además, cómo venus era uno de los BAcaAB, y cómo los 
mayas lo tenían por principal, y le dedicaban una especial pintura. 

Grandes enseñanzas en esta materia trae la lámina XLVI del 
mismo códice de Dresde. En ella hay á la derecha tres cuadretes 
con deidades. La del superior es una figura de rostro blanco y se- 
vero, y con el cuerpo todo azul. Empuña un vaso con el OLLIN so- 
lar; sobre su tocado aparece el oLLIN de la luna; en la parte infe- 
rior, á la izquierda, hay una calavera sobre una cabeza de águila, 
venus; y la deidad está sentada sobre el símbolo del firmamento. 
El fondo del cuadro es rojo. ¿Qué deidad es ésta? A laverdad, los 
escritores no dan muchos elementos serios en lo referente á la teo- 
gonía maya. Los antiguos cronistas traen pocas noticias, pues sin 
duda no creyeron de importancia esta materia. Los modernos han 
incurrido en la equivocación de mezclar y confundir los dioses pro- 
piamente mayas con los kichés y los de otros pueblos de civiliza- 
ción híbrida. No conocemos, en realidad, más nombres de deida- 
des, que los que nos dan Landa, Lizana y Cogolludo. A ellos debe- 
mos sujetarnos. No es permitido adulterarlos, ni para buscarles 
etimologías, la mayor parte de las veces insostenibles; y menos 
inventar nuevos. 

Volvamos á nuestro dios azul. En Landa encontramos las si- 
guientes noticias: «los descansos que dezian avian de alcanzar si 
eran buenos eran ir a un lugar muy delectable donde ninguna co- 
sa les diesse pena y donde uviesse abundancia de comidas de mu- 
cha dulcura, y un arbol que alla llaman YAaxcHÉ muy fresco, y de 
gran sombra que es zeyva, debaxo de cuyas ramas y sombra des- 
cansassen y holgassen todos siempre.—Las penas de la mala vida 
que dezian avian de tener los malos eran ir a un lugar mas baxo que 
el otro que llaman MITNAL que quiere dezir infierno, (1) y en el ser 


en la caja verde y en las tablas de Palemke. Esta es una prueba más de que 
los nahuas llevaron su cronología á la región del sur. Puede servir de apoyo 
el ídolo rojo de carácter palemkano publicado por el Dr. Nicolás León en las 
Memorias de la Sociedad Alzate, el cual no tiene los signos mayas CIB y EZA- 
NAB, ni otro de esa clase; sino muy claros, el día 13 atL del año 13 TECPATL. 

(1) Los frailes cronistas procuraron amoldar la teogonía india á las creen- 
cias cristianas. Véase mi estudio sobre Los dioses astronómicos de los an- 
tiguos mexicanos, donde trato extensamente la materia y refuto esas ideas. 
Sí es muy importante llamar la atención aquí sobre el verdadero significado 
de la palabra MrrwaL. No quiere decir infierno; sino lugar de los muertos, lu- 
gar á donde iban los muertos. MITNAL es una corrupción del nahua MICTLAN. 
Además, la ideología correspondiente es igual á la nahua. El ser MITNAL voz 
de origen nahua, es una prueba más de que los xiuhs introdujeron en la civi- 
lización del sur la teogonía de la del norte, y, por consiguiente, su cronología 
y su aritmética, pues una y otrasestán estrechamente unidas. 


A < 


atormentados de los demonios y de grandes necessidades de ham- 
bre y frio y cansancio y tristeza. Tenian avia en este lugar un de- 
monio principe de todos los demonios al qual obedecian todos y lla- 
manle en su lengua HUNHAU, y dezian no tenian estas vidas mala y 
buena fin, por no lo tener el alma.» 





YAXxCHÉ quiere decir árbol azul: y encontramos la explicación 
de esta leyenda en un dibujo maya publicado por Brinton. Dice de 
él: «Las concepciones cósmicas de los antiguos mayas hasta aho- 
ra no han sido bien comprendidas; pero por el estudio de los do- 
cumentos existentes creo poder explicarlas correctamente. Uno 
de éstos es el dibujo central del Chilan Balam, ó libro sagrado, de 
Mam. Lo copió Cogolludo en 1640 y lo insertó en su Historia de Yu- 
catan, con una interpretación completamente falsa, que intencional- 
mente le dieron los indios. Las leyendas fueron puestas en el di- 
bujo por el Dr. C. H. Berendt, y las tomó de otros libros de Chilan 
Balam y de otros orígenes indios. En la obra de Cogolludo el di- 
bujo está rodeado por trece cabezas que significan los trece AHAU 
KATUN, Ó grandes ciclos de años, coma: en otra parte he explicado. 


. — 32— 


El número trece en la mitología americana simboliza las trece po- 
sibles direcciones del espacio. El margen, por lo tanto, expresa la 
totalidad del Espacio y Tiempo; y el dibujo mismo simboliza la Vi- 
da en el Espacio y en el Tiempo. Esto se expresa de la manera si- 
guiente: En la parte inferior del cuadro hay un cubo que repre- 
senta la tierra, concebida siempre en esta forma en la mitología 

maya. No tiene, sin embargo, la leyenda Lum la Tierra, como debía 
esperarse; sino con toda claridad TEM el Altar. La Tierra es el gran 
Altar de los Dioses, y el sacrificio que en él se hace es la Vida.— 
Sobre el cubo terrestre, soportado por cuatro piés que quedan en 
las cuatro esquinas del plano de la Tierra, está el vaso celestial 
cum, que contiene las aguas celestes, las lluvias y aguaceros, de los 
cuales depende la vida de la vejetación, y por lo tanto la del mun- 
do animal como manantial de ella. Encima están suspendidas las 
nubes de la lluvia celeste MUYAL, dispuesta á caer; entre la cual cre- 
ce el YAX CHE, el Arbol de la Vida, que desplega hacia arriba sus 
ramas, en cuyas extremidades están las flores ó frutos de la Vida, 
el alma ó principio inmortal del hombre, llamado oL ó YoL. (OL: el 
corazón formal y no el material. Dic. Motul.)» 

Debemos agregar algo. El fondo de la parte inferior del dibu- 
jo se compone de líneas unduladas, significación del mar: en me- 
dio de ellas está el cubo de la tierra Los mayas veían su península 
rodeada de aguas; y esta representación era muy natural. Siguien- 
do la alegoría del dibujo, hacían subir la copa del árbol azul más allá 
de las nubes: era ésta la expresión del firmamento azul. Así for- 
maron de ese árbol, siempre alegóricamente, su dios creador Y Ax- 
CHÉ. Rémi Siméon identifica este dios con YAx-Coc-AHmMUrT, cuyo 
nombre tiene por raíz el mismo color azul del firmamento. Su sig- 
nificación es muy expresiva. No sabemos qué quiere decir AHMUT; 
y no nos pondremos á sacar etimologías de los cabellos. En cam- 
bio conocemos perfectamente la traducción de YAX y de coc. Coc 
es el calabazo, la jícara que de él se hace recortándolo por su parte 
más ancha inferior, con lo cual se forma una media esfera hueca. (1) 
Así YAx-coc es la jícara azul, cuya parte cóncava da una idea com- 


(1) La Relación de la ciudad de Mérida nos da cuenta de cómo hacían los 
mayas las jícaras. Dice así: «ay tanbien unos arboles llamados luch, que 
quiere dezir arboles de vasos, los quales echan una fruta del tamaño de una 
vola de volos, y algunas algo mayores y menores; esta fruta es verde y tiene 
la corteza tan grueza como un canto de rreal de a quatro, muy dura, y lo de 
dentro es como de un melon; aunque no es de comer; esta fruta, parten por 
medio los yndios, y sacado lo de dentro sin otro beneficio quedan hechos unos 
vasos de que los yndios usan para bever que los españoles los llaman xica- 
ras, que es bocablo mexicano.» 


BN JE 


pleta de la bóveda del cielo. De la fiesta especial que le hacían, 
habla Landa al tratar de las ceremonias dedicadas al BAcaB CAN- 
ZIENAL, en el año en que dominaba el cronográfico mMuLUC. Hay una 
gran analogía entre YAXCHÉ y el dios nahua XIUHTECUHTLI, CUyoO 
nombre quiere decir literalmente el dios azul. Si comparamos el 
cuadrete del códice de Dresde, donde hemos encontrado al dios 
azul, con el XIUHTECUHTLI de la página 17 del códice Borgiano, en- 
contraremos la misma ideología. En ambos están representados 
por sus símbolos los astros cronológicos, (1) porque XIUHTECUHTLI 
era el Señor del año, el dios del año, el dios del tiempo; y por lo 
tanto debió serlo también Y AxcHÉ entre los mayas. Pero aquél era 
además el dios del fuego; y por lo mismo debió serlo Y AxcHÉ igual- 
mente. Lo confirma el símbolo de este elemento puesto cuatro ve- 
ces en el cuadrete medio de la izquierda. Es una á manera de M 
con dos ojos. Brinton resume las opiniones de los escritores sobre 
este glifo, en las siguientes palabras: «El dibujo, figura 33, núme- 
ro 1, abunda en los códices y en las antigúedades de piedra y ce- 
rámica: nos muestra unos ojos; pero Fórstemann cree que repre- 
senta al planeta venus, y que es una variante de la figura (de forma 
de cruz). Seler cree que es un Kin ornamental. Está esculpido en la 


REE ME 


(1) En la pintura del códice Borgiano, la luna TEZzCATLIPOCA, el espejo ne- 
gro que humea, está en el lugar de uno de los pies de XIUHTECUHTLI Como ter- 
minación de una tibia que tiene en vez de pierna. La tibia xomITL es expresión 
de Xomico ú Oxomoco, la vía láctea. Por no haber comprendido esto, algunos 
escritores han atribuído la imagen de XIUHTECUHTLI al dios TEZCATLIPOCA, al 
verle en el pie el símbolo de la luna. Así ha sucedido con la figura de aquel 
dios, labrada en el fondo de la oquedad ó xicaLLI del TLATOCAOCELOTL del 
Museo, encontrado en el subsuelo del Ministerio de Justicia € Instrucción Pú- 
blica. La explicación de por qué ponían los indios á la luna en la tibia, repre- 
sentación de Ja vía láctea, se encuentra en el capítulo V de la Historia de los 
mexicanos por sus pinturas, donde se dice: «y porque alzado el cielo iban por 
él el Tezcatlipuca y Quizalcoatl, hicieron el camino que parece en el.cielo (la 
vía láctea), en el cual se encontraron, y están después acá en él y con su asien- 
to en él.» Según las creencias nahuas, el sol, la luna y venus, cuaudo desapa- 
recían de la vista de los indios, se iban á la vía láctea. Así decían del sol, que 
en la noche se iba á alumbrar á los muertos, porque se escondía en el Mic- 
TLAN, la parte norte de la vía láctea. La luna, cuando no lucía en el cielo es- 
taba en el TLALOCAN, uno de los ramales de la misma nebulosa. Y en el sur 
del otro se ocultaba venus: lo cual está gráficamente expresado en la parte 
superior derecha de la página 38 del códice Borgiano. 


9 


Dis 


gran tortuga de Copan; y los números 2, 3 y 4 son de lá alfarería 
de esa ciudad, en la cual es el glifo más común que he observado. 
En el número 5 del códice de Dresde, p. 57, está pospuesto á una 
figura humana volteada. Brasseur lo explica como «los anteojos de 
Tezcatlipoca;» y para darle un nombre podemos llamarlo «el gli- 
fo de los anteojos.» 

Llama la atención cómo los escritores 
no se han fijado en la identidad de este sig- 
no maya, con el mexica esculpido en las dos 
caras laterales del cilindro de basalto con- 
memorativo de la corrección del calenda- 
rio, que existe en nuestro Museo Nacional. 
El Sr. D. José Fernando Ramírez demostró 
- que ese jeroglífico era el del dios del fuego; 
y con la misma significación lo hemos en- 
contrado en otras antigúedades nahuas. Sin 
duda los mecas lo llevaron á la región del sur. Por lo mismo, el 
glifo llamado malamente LOS ANTEOJOS, es el signo del fuego. 

En la pintura del códice de Dresde el signo del fuego está re- 
petido cuatro veces en la misma línea, y cada uno de los glifos va 
acompañado de uno de los cuatro colores, en el siguiente orden: 
CHAC, rojo y oriente; YAX, azul y norte; zac blanco y poniente; y 
KAN, amarillo y sur. Esto manifiesta cómo el fuego creador obra 
en todas direcciones y por todos los ámbitos del universo. 

Por fortuna hay una antigiiedad netamente palemkana, la cual 
sirve de apoyo á estas ideas. El Museo Peabody (1) está publican- 
do las exploraciones del Sr. Maler en el valle central del Usuma- 
cinta, acompañadas de admirables ilustraciones. En la página 143 
de la obra el autor explica la estela 4 reproducida en la lámina 
LXX. Dice así: «Al caerse esta piedra, se rompió en varias piezas. 
El bajo relieve perteneciente al lado humano es el más maltrata- 
do. El del lado de la deidad está bien conservado en un fragmento 
bastante grande; y sobre todo la magnífica pieza de la parte infe- 
rior. Pero la parte del lado de la deidad que estaba entre estos dos 
fragmentos se ha destruído completamente. Sin embargo, se reco- 
noce fácilmente que tenemos ante nosotros otra representación 
del dios benéfico. Los dos lados angostos carecen de ornamenta- 
ción jeroglífica.—La escultura en la base ornamental del lado de 





(1) No puedo menos de dar un testimonio de admiración y agradecimien- 
to al Peabody Museum, que con sus publicaciones sobre la antigua civiliza- 
ción del sur, está prestando servicios importantísimos á nuestra arqueología 
y á nuestra historia. 


—B5 1 
1 

la deidad consiste en un dibujo simétrico de carácter glífico.—Pue- 
den reconocerse tres personajes, de pie sobre la línea superior de 
la base ornamental. El de en medio se ve de perfil hasta el prin- 
cipio del abdomen, y parece semejante á las representaciones del 
dios benéfico. A sus piés está un cesto trenzado. Se ve también la 
parte inferior del MAxTLI Ó Ex. Delante de la deidad aparece arro- 
dillada una figura masculina conservada hasta el cuello, y que ex- 
tiende su mano derecha para recibir los beneficios. Detrás de la 
deidad hay una figura de mujer conservada hasta las caderas. 
Entre la mujer y el dios corre una línea vertical de glifos, de los 
cuales siete están bien conservados.—Lo acabado del trabajo en el 
fragmento superior del lado de la deidad, nos muestra una de las 
producciones más perfectas del arte escultural de YAx CHILAN. Una 
faja horizontal decorada con los caracteres simplificados de la se- 
gunda manera de escribir, da vuelta hacia abajo en sus extremida- 
des, y termina á derecha é izquierda en unas grandes y grotescas 
caras, una de las cuales se conserva en parte, mientras la otra es- 
tá destruída. Unidos á la parte inferior de la faja hay dos signos á 
manera de horca de labranza («anteojos, como yo los llamo»), en 
cada uno de los cuales se puede ver una cabeza expresiva con el 
rostro hacia abajo.—Sobre la faja hay dos serpientes en forma de 
óvalo. En uno está una pequeña figura de hombre con las piernas 
cruzadas, y en el otro la de una mujer. Cada figura tiene en sus 
brazos una faja ornamental, decorada en sus extremidades con una 
cabeza expresiva. Una de las cabezas de perfil de la faja del hom- 
bre está destruída. Entre los dos óvalos hay una media figura de 
perfil, alguna divinidad?, con un bigote. En todo encontramos ocho 
figuras grotescas de perfil, dos destruidas, y una media figura, ade- 
más de las dos de los óvalos.» 

Solamente estudiaremos la parte superior de la estela, pues es 
bastante para nuestro intento. Ocupa el centro un cuadrado hecho 
con fajas compuestas de glifos: la superior está completa; truncas 
las dos laterales, y falta la inferior. Dentro de este cuadro se ven 
claramente dos símbolos del fuego: y como la piedra está rota, si 
calculamos el tamaño que debían tener las fajas laterales, nos re- 
sultará espacio para otros dos símbolos. Eran, pues, cuatro, como 
los del códice de Dresde: una manifestación gráfica de la influen- 
cia del fuego creador en todo el espacio. IGNE NATURA RENOVATUR 
INTEGRA. Mas los glifos de las fajas, sí bien se examinan, nos dan 
los diversos signos conocidos del firmamento. Lo cual quiere de- 
cir que el fuego reside en el firmamento: y por lo tanto el YaxcHÉ 
maya es como el XIUHTECUHTLI nahua, el firmamento, el dios azul, 
y á la vez el del fuego y del tiempo. Las figuras extrañas, Maler 


ms 





cuenta ocho, en su significación de espíritu ó vida, nos recuerdan 
á los EHECATL de la página 36 del códice Borgiano; y expresan 
cómo del fuego se deriva toda vitalidad y toda existencia. 

Las figuras superiores no nos dan menos enseñanzas. La me- 
dia del centro es el creador, y aparece sobre el firmamento y como 
hundiéndose en él, porque allí reside. No tiene el bigote á que se 
refiere Maler; sino el signo de TLaLoc, símbolo astronómico de la 
vía láctea. Éste se repite en la forma de su ojo, el cual á la vez 
semeja el diurno Kan. Su orejera es parecida al glifo de MULUC; y, 
en consecuencia, se relaciona con el sol. En su tocado, muy seme - 
jante al del dios azul del códice de Dresde, está la CITLALCHOLOA Ó 
venus. Sobre la frente tiene el espejo con humos de la luna. Reune, 
pues, esta deidad todos los atributos del XIUHTECUHTLI del Borgia- 
no y del dios del códice de Dresde: es, por lo tanto, el fuego crea- 
dor Y AXCHÉ. 

No son de menor importancia las dos figuras laterales. Ambas 
están encerradas en óvalos formados por culebras. Las culebras 
tienen en su cuerpo los mismos signos elípticos de las del códice 
Cortesiano. La figura de la izquierda es un hombre con las piernas 
cruzadas; y en la faja que la atraviesa se ve repetido el OLLIN solar. 
La otra es una mujer; su faja tiene los signos del cielo, entre ellos 
el OLLIN lunar zip; de su boca sale el signo del canto, y en su toca- 
do está una media luna con humos. Por lo cual la primera es el 
sol, y la segunda la luna. Debajo y á los dos lados del cuadrado ha- 
bía dos figuras: una está completamente destruída, y de la otra 
solamente queda parte del tocado: lógicamente debieron ser las dos 
representaciones de venus. Y las cuatro nos dan los astros crono- 
lógicos creados por el dios Y AXCHÉ. 

Todavía este nombre y su explicación merecen confirmarse 
con una notable antigiiedad. Es un brasero sagrado de tecalli. Tie- 


7 — 


ne catorce centímetros de altura. Es cilíndrico, de una sola pieza, 
con tres piés.y dos cuerpos curvos. El diámetro de la parte supe- 
rior es de diez y siete centímetros, y el de la oquedad de trece. 
Fué encontrado en San Pedro Añani, Tepoxcolula, del Estado de 
Oaxaca. Pertenece, pues, á la civilización zapoteca, la cual se for- 
mó de la mezcla de la antigua de los petelas y de la nahua llevada 
á esa región por los zapotecas. Aquélla debió, geográficamente, 
formarse por la expansión de los palemkanos; y en la nueva hubie- 
ron necesariamente de quedar persistentes varias de sus ideas teo- 
gónicas. En la parte cilíndrica correspondiente á cada pie, y exten- 
diéndose á éste, hay grabada una deidad: son, por lo mismo, tres. 





Uno de los grabados, si comenzamos por el pie, nos representa en 
su parte inferior un cuadrado atravesado por una flecha, y sobre 
él el símbolo de las nubes: del cuadrado sube hasta el primer cuer- 
po del cilindro el árbol YaxcHÉ. Es la misma representación del 
dibujo de Cogulludo y de Brinton: abajo la tierra y encima de ella 
las nubes; arriba la copa azul del YaxcHkÉ, el firmamento. Pero 
aquí, además, hay una deidad grabada en el segundo cuerpo del 
cilindro, cuyos piés bajan hasta la parte superior del cuadrado de 
la tierra, como para confundirse con el mismo árbol y dar á enten- 
der su igualdad teogónica. Inmediatamente sobre la copa del ár- 
bol, y como asiento del dios, está el símbolo astronómico de la vía 
; 10 


e 


láctea, (1) el cual se compone de una línea recta doblada hacia afuera 
en sus extremidades, que bajan á los dos lados del árbol. Sobre la 
copa de éste caen de dicho signo dos flechas ó rayos de luz. El 
cuerpo del dios se levanta encima, al parecer dentro de un templo, 
cuyo dibujo se extiende sobre el borde superior del brasero. Su 
rostro está formado principalmente con líneas rectas. Empuña dos 
flechas, al lado de las cuales se ven varias llamas. El dios del fue- 
go del códice de Dresde, como hemos visto, lleva en su mano un 
vaso con el OLLIN solar: aquí las flechas son los rayos del sol, ACATL. 
El calor del sol era la manifestación más natural del dios del fue- 
go. Detrás del dios se ve un signo á manera de vaso, y encima de 
éste hay dos hachas dobles. Es que el dios del fuego era el de la 
guerra. Solamente los mexicanos, y los texcucanos por seguirlos, 
hicieron dios de la guerra á HurTzILOPOCHTLI. 

El dios del brasero, lo mismo que el árbol, era la representa- 
ción del fuego creador. Yo no sé cómo se Hamaría esa deidad en 
lengua zapoteca; pero era el mismo YAxcHÉ palemkano. 

Este grabado escultural es tanto más interesante, cuanto que 
sobre el mismo asunto solamente conocíamos el dibujo de Chilan 
Balam, posterior á la conquista, en el cual no está representada la 
deidad. Además, los atributos del dios pueden servirnos para bus- 
car el correspondiente en las lápidas esculpidas de la región pa- 
lemkana. Estos atributos son: las flechas que empuña; las hachas 
puestas á su espalda; las llamas que tiene delante, sobre las cuales 
hay cuatro flores; el ánfora con un círculo en el centro, colocada 
encima de su pie izquierdo; y en la parte superior del centro una 
figura como vaso con una media luna. También deben considerar- 
se las dos flechas que bajan, pues relacionan á YAxcHÉ con Mic- 
TLANTECUHTLI, Sinonímico de XIUHTECUHTLI en la religión nahua. 

Entre los fotograbados de la obra de Maler (2 encontramos 
desde luego el de la lámina XVI. El autor lo describe y dice que 
la piedra está rota hacia el cuello de la figura principal; que su al- 
tura es de 349 centímetros, de los cuales 277 están esculpidos; su 
ancho de 98, y su grueso entre 48 y 50; que en uno de los lados la 
escultura está borrada, y se conserva bien con sus colores en el 
otro, donde la figura principal es de alto relieve; que ésta repre- 
senta á un guerrero de alto rango, visto de frente, (3) el cual em- 





(1) Véase mis Dioses astronómicos de los antiguos mexicanos. 

(2) Researches in the central portion of the Usumatsintla valley. Memoirs 
of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, Harvard 
University. Vol. 11, N. 1-11, 1898-1900. 

(3) Es creencia generalmente admitida, que mayas y palemkanos repre- 
sentaban siempre á sus dioses de perfil y mirando á su derecha. Debemos des- 


pS 


puña una lanza con una cabeza fantástica en su mano derecha, 
mientras en la izquierda tiene un escudo y una bolsa adornada; 
que su túnica le cae á la rodilla, y semeja un trabajo de pluma con 
guarda de conchas de mar; que su cinturón casi está cubierto, y 
sus puntas son un precioso modelo de bordado maya; que su toca- 
do se compone de una omega extendida sobre la frente, y una ome- 
ga alta sobre aquélla; que la segunda debe considerarse como la 
boca de una serpiente, cuya hilera de dientes forma una especie 
de tejado; que de la omega extendida cae por ambos lados for- 
mando marco al rostro, al cuello y al pecho, una banda de discos 
en figura de U, y de ella pende una ] invertida; que sobre el lazo 
del cinturón hay una calavera; que encima de la omega alta se des- 
prenden de dos volutas, á derecha é izquierda, dos grandes plume- 
ros sobre los cuales se levanta una especie de construcción arqui- 
tectural rodeada de grandes y anchas plumas de pavo salvaje; que 
á la derecha del jefe guerrero un cautivo, arrodillado y atados los 
brazos, tiene en la mano derecha una espada con dientes, con la 
punta hacia abajo; y, en fin, que todavía quedan restos de color ro- 
jo en la cara y cuerpo de la figura principal, y que las plumas son 
verdes, y de un hermoso azul cielo los discos de la cadena y los 
adornos. 

Yo veo algo menos y algo más que Maler. En lugar de las ome- 


vanecer ese error. Desde luego entre los nahuas no había tal regla. En la Tira 
de la peregrinación azteca, cuyo original existe en el Museo Nacional, las fi- 
guras ven á su izquierda. Lo mismo sucede en la mayor parte de los dioses 
y personajes de los códices Telleriano Remense y Vaticano, y en el codex 
Aubin. En el Borgiano unas figuras ven á la derecha, otras á la izquierda, 
y hay no pocas de frente; é igual cosa pasa en el ritual Vaticano 3773. En el 
códice Borbónico la mayor parte de las figuras ven á su izquierda; pero va- 
rias ven á su derecha, y no faltan de frente. Cosa semejante pasa en el To- 
NALAMATL de Aubin, en el códice Ixtlilxochitl y en los mapas Tlotzin y Qui 
natzin. En los dos códices cuicatecas también las figuras unas veces ven á la 
derecha y otras á la izquierda. En el Podleiano hay una muy importante de 
frente. En el Fejervary algunas ven á su izquierda. En el mixteca Colombi- 
no gran parte de ellas ven á su izquierda. En el zapoteca Dehesa ven á su 
izquierda, en la parte antigua. En el maya Cortesiano hay dos ó tres que ven 
á su izquierda y una de frente. En el Troano casi todas están de perfil viendo á 
su derecha; pero hay de frente ó viendo á su izquierda. En el Peresiano to- 
das las deidades principales ven á su izquierda. En el de Dresde encontra- 
mos figuras con vista á su izquierda en las páginas vIHl, IX, XIX, XXI, XXII, 
XLHI, XLIV, LX; y sólo una de frente, hacia abajo, en la Lvm. Pero basta esto 
y algunas lápidas esculturales, como las estelas de Piedras Negras y la de la 
OMECIHUATL del Museo, donde las figuras están de frente, para afirmar que 
no era regla absoluta entre los mayas poner á sus dioses y personajes de per- 
fil y con la vista á su derecha. 


pe ON 


gas, las fauces de una cabeza de culebra, de la cual existe el ojo 
izquierdo, pues la parte correspondiente al derecho está destruída. 
Dentro de esas fauces está el rostro del dios, y arriba de €l una ca- 
lavera. En la teogonía nahua el dios de la vida era al mismo tiem- 
po el de la muerte: XIUHTECUHTLI y MICTLANTECUHTLI son deidades 
sinonímicas. En muchas pinturas la calavera MIQUIZTLI tiene por 
ojo una estrella: y en una antigiiedad tlalhuica de barro, desgra- 
ciadamente rota de la mandíbula inferior, la calavera parece ver 
con sus ojos negros y expresivos. De esta manera significaban los 
nahuas la dualidad de su dios creador: era el señor de la vida y de 
la muerte. La estela de Piedras Negras nos da á conocer cómo esas 
ideas habían pasado á las creencias mayas: y, por lo tanto, encon- 
tramos á Y AXCHÉ bajo un nuevo aspecto, y podemos decir, con nue- 





vas atribuciones: era también el dios de los muertos. El texto de 
Landa lo explica. Según €l, los hombres que hubiesen vivido bien 
en su manera de vivir, cuando morían, iban á un lugar deleitable 
donde ninguna cosa les daba pena, en el cual tenían comidas de mu- 
cha dulzura, y estaba el árbol Y axchÉ. (1) 


(1) Los mexicas tenían una leyenda semejante. El TAMOANCHAN está re- 
presentado por un árbol florido en la página 23 del códice Telleriano Remen- 
se. El intérprete dice: «TAMOANCHA Ó XUCHITLYCACAN.—Quiere dezir en ro- 
mance, alli es su casa donde avaxaron y donde estan sus rrosas levantadas. 


o 


Si ahora pasamos á la parte superior del tocado del dios, no 
encuentro, á la verdad, la construcción escultural de que habla Ma- 
ler; sino el signo de la cronología, formado de la aspa y el rayo de 
luz, el cual aquí es semejante á los del monolito de Tenango. El 
- signo está adornado con riquísimas plumas que caen á ambos la- 
dos. Esto equipara también á YAxcHÉ con XIUHTECUHTLI, cOmO se- 
ñor del año, dios del tiempo y de la cronología. 

Si consideramos la lanza que la deidad tiene en su diestra, y 
la figura que en la parte baja de su derecha se arrodilla y rinde su 


—Qque este lugar que se dize tamoancha y xuchitlycacan es el lugar donde fue- 
ron criados estos dioses que ellos tenian y casi es tanto como dezir el parayso 
terrenal. y assi dizen que estando estos dioses en aquel lugar se desmanda- 
uan en cortar rosas y ramas de los arboles y q por esto se enojaron el tona- 
cateuctli y la mujer tonacaciuatl y q los hecho de aquel lugar y assi vinieron 
vnos a la tierra y otros al ynfierno y estos son los q a ellos ponen los temo- 
res.» Á esto agregaba yo, en mis Dioses astronómicos de los antiguos mexi- 
canos, lo siguiente: «A reserva de tratar en su oportunidad de la importante 
fábula de la echada de los dioses, llamaremos ahora la atención sobre la cir- 
cunstancia de haber sido el TAMOANCHA el lugar en que fueron creados, pues 
ya sabemos cómo sucedió ésto en la vía láctea. Además encontramos llama- 
do paraíso el TAMOANCHAN como el TLALOCAN, lo cual en nuestro concepto los 
identifica. Rémi Siméon, en su Diccionario, traduce la palabra de la siguiente 
manera: «TAMOANCHAN, S. Especie de paraíso terrestre que se coloca gene- 
ralmente en las regiones septentrionales de México, y de donde vinieron los 
aztecas.» Sahagún dice que TAMOANCHAN es una alteración ó un equivalente 
de la expresión TIC TEMOA OCHAN, buscamos nuestra casa. Aquí vemos á la le- 
yenda procurando confundirse cun la teogonía; pero reconociendo siempre la 
igualdad del TAMOANCHAN y el TLaLocan. La etimología dada por Sahagún 
resulta, pues, inaceptable. Nosotros creemos TAMOANCHAN palabra de alguna 
lengua del sur, ó voz híbrida introducida en el mexicano.» 

Hoy podemos decirlo ya con seguridad: la voz TAMOANCHAN fué, sin duda, 
recibida por los toltecas de los nonoalcas de Kitemaki ó Teotihuacan. No es 
nahua; en esta lengua no hay ningún sufijo CHAN, ni lo trae el Sr. Ramírez en- 
tre sus Partículas nahuas. Es una palabra netamente maya, y de traducción 
clara. Se compone de tres partes: TA-MOAN-CHAN. CHAN significa culebra. 
MoaAN es el nombre de una veintena, cuyo jeroglífico, como hemos visto, es 
un rostro con grandes dientes semejante al de TLaLoc. Ta es un prefijo que 
tanto vale como contigo, en tí. El todo, pues, nos dice: el TLALOCAN en la cu- 
lebra. En las tablas de Palemke está esculpida una culebra con rostro hu- 
mano, en cuya barba se ve el apéndice propio de la deidad creadora, seme- 
jante al de la gran OMECIHUATL de Teotihuacan. Por lo tanto TAMOANCHAN €S 
el mismo TLALOCAN. A éste iban los que morían ahogados, buenos ó malos. 
No es un lugar de premio, un paraíso, como lo llamaban los frailes cronistas, 
quienes en todo buscaban el acomodar la religión de los indios á las creen- 
cias cristianas. Los indios no tenían ni paraíso ni infierno; sino lugares á don- 
de iban los muertos. Así debe entenderse el pasaje de Landa sobre YAxchHÉ. 
En este sentido el YAxcHÉ maya resulta sinonímico del TAMOANCHAN de los 
códices nahuas. 


11 


HERO 
O A 
macana en señal de Pendición, YAXCHÉ nos resulta dios de la gue- 
rra. 

Pero acaso el detalle más importante de la escultura es el sig- 
no á manera de m gótica puesto sobre las plumas de la parte del 
traje correspondiente á la cintura; pues acredita á YAxcHÉ de dios 
del fuego. Aquí el signo de éste es más artístico, y por eso tal vez 
le faltan los ojos; pero de la misma manera se encuentra en una es- 
cultura de Chaculá. Comencemos por decir que Chaculá, según el 
Prof. Seler (1), perteneció á un pueblo de ideas cosmogónicas y mi- 
tológicas de origen maya. Por su situación topográfica y por el uso 
de las cavernas parece haber conservado su civilización primitiva; 
pues esa misma posición debió librarla de invasiones extrañas. Co- 
mo queda inmediata á la región palemkana, palemkanos debieron 
ser sus habitantes y sus esculturas. Es, por lo mismo, dato precioso 
para nosotros la piedra reproducida en la página 68 de la explo- 
ración de Chaculá hecha por el mismo Prof. Seler, pues en ella 
está dos veces esculpido el signo del fuego sin ojos. Podemos, pues, 
decir, que YAxchHÉ era también el dios del fuego, y por lo tanto el 
creador. ; 

Si consideramos el hermosísimo MAXTLATL Ó EX de la deidad, 
y lo combinamos con la culebra de su tocado, nos da en nahua el 
nombre de COAMAXTLI Ó CAMAXTLI, el dios principal de los tlaxcal- 
tecas. En maya pudo llamarse CHANEX Ó CHANKAXNAK; pero Como 
no encuentro estas palabras entre las denominaciones de los dioses 
que nos dan los cronistas, no las usaré. En la leyenda tlaxcalteca 
el creador MIXCOHUATL CAMAXTLI se une con COHUATLICUE y tiene 
por hijo á QUETZALCOATL. Esto nos explicaría el adorno que nues- 
tra deidad lleva en el pecho á manera de Ik invertido, pues IK es 
signo de KukULCAN. 

Nos dice Maler que en la escultura todavía quedan restos de 
color rojo en la cara y cuerpo de la figura principal; que las plumas 
son verdes y de un hermoso azul cielo los discos de la cadena y 
los adornos. Las antigúedades, los monumentos mismos de los in- 
dios eran policromos. Hoy se ven sin colores en lo general: las unas, 
porque enterradas durante largo tiempo los han perdido: los otros 
á causa de las lluvias y del maltrato de la intemperie durante cua- 
tro siglos. Mas se encuentran todavía muchas de aquéllas coloridas; 
y no faltan de éstos, como lo acredita la estela de Piedras Negras. 

El color rojo de la cara y cuerpo de la figura principal bien 


(1) Congrés International des Ameéricanistes. xn.e session tenue á Paris 
en 1900.— Les anciennes villes de Chaculá par Eduard Seler, Professeur á 
Université de Berlin. 


ES a 


corresponde á Y AxcHÉ como dios de la guerra. Refiere Landa que 
los mayas eran bien dispuestos, altos y recios, aunque muchos es- 
tevados y vizcos; que tenían hechas por industria las cabezas y las 
frentes llanas; que no criaban barbas, pero se dejaban crecer el ca- 
bello como las mujeres, y por lo alto le quemaban con una buena 
corona con lo cual lo entrenzaban y hacían una guirnalda de ello 
en torno de la cabeza, dejando la colilla atrás como borlas; que se 
bañaban mucho, eran amigos de buenos olores, y por eso usaban 
muy labrados ramilletes de flores; y que se pintaban de rojo el ros- 
tro y el cuerpo, y lo tenían por gala; que su vestido era un lienzo 
de una mano en ancho, con el cual se daban algunas vueltas en la 
cintura, de manera que un cabo colgaba delante y otro detrás; que 
traían mantas largas y cuadradas, y las ataban en los hombros, y 
sandalias de henequen ó de cuero de venado seco; que si eran gue- 
rreros se ponían jacos de algodón colchados con sal sin moler, y 
los jefes plumajes y pieles de tigres ó leones y morriones de ma- 
dera; y tenían por armas ofensivas y defensivas, arcos y flechas 
con sus carcajes, con pedernales y dientes de pescado por casquillos, 
y hachas de cobre, y lanzas cortas con puntas de sílex, y rodelas 
de cañas hendidas y muy tejidas, redondas y guarnecidas de cue- 
ros de venados. 

Figurémonos por un momento al ejército maya. Sobre la ex- 
tensa llanura, árida, de color amarillo cromo, se extiende numerosa 
hueste. Blancos son los jacos que cubren los pechos de los guerre- 
ros, blancos los cintos que caen bordados de vivísimos colores, blan- 
cos los mantos anudados al hombro, con franjas coloridas también; 
todos con la lanza en la diestra, y el escudo en el brazo izquierdo; 
y en harmonioso contraste con lo blanco del traje, los rostros, los 
brazos y las piernas rojos: los jefes al frente con plumas verdes 
como esmeraldas; y por fondo de ese imponente cuadro, un hori- 
zonte naranjado y abrasador. Bien representa á ese ejército el Y Ax- 
CHÉ de la lápida. : 

Pero los adornos de esta figura son de azul cielo, porque el 
dios representa al firmamento. Así el Torec de Tehuacan tiene en 
el manto el cielo azul con sus estrellas, y en la diestra empuñaba 
también. una lanza. Para aproximar más á Y AxchHÉ con Torec, de- 
bemos examinar otra de sus representaciones, en las ruinas de Yax- 
chilan. 

El nombre de estas ruinas es muy interesante. Maler lo tra- 
duce por piedras verdes: tanto valdría en nahua como CHALCHI- 
HUITL; pero tal interpretación es infundada. Ciertamente YAx quiere 
decir azul ó verde; mas CHILAN no es piedra: Fr. Pedro Beltrán tra- 
duce esta voz por COSA ECHADA Ó ACOSTADA. Piedra se dice en maya 


A 


TUN, TUNIL Ó TUNICH. Debemos buscar de otra manera la etimología 
de Yaxchilan. Los sacerdotes principales se llamaban cHiLAN. Su 
oficio era dar las respuestas de sus dioses al pueblo, y echar las 
suertes para adivinar. Eran tenidos en tanto, que acontecía llevar- 
los en hombros. Así Yaxchilan significa verdaderamente: el gran 
sacerdote azul. Lo confirman las ceremonias especiales del vINAL 
yAXKIN. De ellas dice Landa: «Lo que despues juntos en el templo 
y hechas las cerimonias y saumerios que en las passadas hazian 
pretendian era untar con el betun azul que hazian todos los instru- 
mentos de todos los officios, desde el SACERDOTE hasta los husos de 
las mugeres y los postes de sus casas.» Ahora bien: el gran sacer- 
dote azul representaba al dios azul, pues era costumbre que el sa- 
cerdote de un dios usara sus atavíos. Datos son éstos bastantes 
para creer la ciudad dedicada al culto de YaxcHkÉ. Pero al parecer 
dicha ciudad tenía un segundo nombre, pues Maudslay la llama 
Menché. He hablado con ambos: Maler me dice que un indio de 
las cercanías le dió el nombre de Yaxchilan; y Maudslay me refi- 
rió que los lacandones la llaman Menché. No es extraño encontrar 
una ciudad en ruinas y abandonada, con dos nombres diferentes; 
y el de Menché es importantísimo. Men es artífice; y el nombre 
completo árbol artífice. Todavía los pueblos modernos llaman al 
Creador El Gran Artífice del Universo: por lo tanto MeNcHÉ podía 
tomarse por el árbol creador. Sea que los mayas por considerarse 
hijos de los árboles, hicieran á YAxcHÉ su creador, ó por creerlo 
creador á éste se dijeran hijos de los árboles, resulta el árbol azul, 
el firmamento, el dios creador de los mayas. Yax, además, quiere 
decir primero; y esto nos da otra traducción de Y AxcHÉ, conforme 
con la ideología de esa deidad; porque expresaría la concepción 
de un dios primero ó el dios más antiguo de la religión: y pues los 
mayas se tenían por hijos de los árboles, el dios primero resulta su 
creador. 

Pero la anterior «sinonimia nos trae á otra muy importante. 
También al dios Mam, abuelo ó antepasado, y por lo mismo corres- 
pondiente al HuEHUETEOTL nahua, se le representaba en forma de 
árbol. Ya lo hemos visto así en el códice de Dresde, con las ofren- 
das que le hacían al término del año; y ahora debemos agregar 
que tiene en la línea superior del cuadro los signos cardinales, los 
cuales en este caso expresan las fiestas que á los BAcabB se hacían 
periodicamente. 


Alfredo Chavero.